domingo, 27 de noviembre de 2011

Joan Chelimo Melly






Siempre elijo a los chicos, así que hoy va primero la chica que se ha impuesto hoy en la XXIII edición de la clásica carrera popular Desde Santurce a Bilbao. La keniata ha necesitado 53 minutos y 43 segundos para entrar en meta. Casi diez minutos antes, parando el reloj en 44:58 ha entrado el ganador en categoría masculina, Ezekiel Meli, que ha terminado el recorrido con una media de menos de tres minutos por kilómetro.

Pero vamos a lo que merece la pena: la experiencia pormaratoniana que, en esta ocasión, ha sido triple. A eso de las nueve de la mañana nos hemos ido hasta el tren, que para eso es gratis, y tras recoger los chips de mis compañeros, nos hemos cambiado y hemos salido al frío mañanero de la localidad pesquera para calentar. Se nos ha unido un cuarto, Txarli, que, por cierto, a hecho un gran tiempo por debajo de la hora y diez minutos.

Desde el principio, partíamos cada uno con sus objetivos. Mitxel, como siempre, el más ambicioso. Quería bajar de la hora y veinte minutos, y a fe que lo ha conseguido. Nuestro fisio particular, Asier, yéndose por peteneras. Según él, iba a correr a 5:50, sí claro. Yo sabía que tan lento no, pero también estaba seguro de que no iba a ser muy rápido. En los últimos quince días, había salido a correr un día, y hace un par de ellos. La semana pasada en Barcelona fumé como un carretero y no había llevado la dieta más adecuada. Me apunté a la carrera un par de días antes y de chiripa. En resumen: aspiraciones ninguna, solo correr, sin más.

Así, personalmente, llegué con unas sensaciones extrañas. Probablemente, la carrera a la que más tranquilo he llegado, sin gusanillo, hasta bostezando. Y así empezamos.

Ni cien metros, y Mitxel ya se nos fue.

Sinceramente, pensaba que Asier no tardaría en hacerlo.

La gente nos adelantaba sin parar. Ya te lo dije, nos hemos puesto muy arriba, le decía a Asier. Pero era extraño que fuera tanta gente y algunos con aspecto de estar a nuestro nivel. Pero bueno, daba lo mismo. Y Mitxel ya andaría acabando Murrieta. Al parecer, el primer kilómetro lo hicimos por encima de cinco treinta, pero, a partir de ahí, empezamos a bajar. Y yo me sentía cómodo, aunque la gente seguía adelantándonos. La verdad es que la Santurtzi es una carrera agradable, con pocos tramos que se atragantan. Por Portugalete iba suelto y Asier seguía haciéndome compañía. Y bajábamos los tiempos. En Simondrogas, hicimos un kilómetro por debajo de cinco. Entramos en Barakaldo, con ganas. Sobre todo, porque sabíamos que teníamos ahí a la afición. Sí, tres benditas aficionadas que nos aplaudieron con ganas, y eso se agradece. Chapó para ellas. Un poco más adelante, los padres del mejor pormaratoniano del año, otro saludo, y empieza una de las partes que se atragantan, aunque el agua de Burceña estaba más cerca. Y apretábamos. Llevábamos un ritmo constante, siempre por debajo de 5:20, y ya estábamos por la recta interminable de Olabeaga que nos conocemos de memoria por nuestras habituales pateadas hasta Bilbao.

Asier me apretaba y yo me dejaba, bajábamos, subíamos la media, pero siempre constantes sin subir de 5:20. Eso sí, ya lo iba notando. La caja me empezaba a fallar. Sabía que me quedaba una cuesta y no quería dejar de apretar, pero me iban fallando las fuerzas y eso que Asier tiraba de mí. Insistía, y yo apretaba los dientes, me decía que bajábamos de una hora y veinticinco y yo miraba el reloj, pero no para creérmelo, sino para contar, entonces, los minutos que me quedaban porque empezaba a fallar. Y llegó la cuesta, y la subí a duras penas, y Jardines de Albia parecía el paraíso y Asier me esperaba. Una hora y veintitrés, me decía, tira.

Y tiré.

Y esprinté al entrar en Gran Vía y Asier se sorprendió y me devolvió el arranque, pero yo no quería disputar, solo quería acabar con ganas, dándolo todo. Y así entramos, cumpliendo al dedillo los pronósticos de Asier.

Según los tiempos oficiales de la organización, Asier entró en el puesto 2.237 (2.284 en tiempo real) y yo en el puesto 2.240 (2.285 en tiempo real). Según los cronómetros oficiales, clavados con los que llevábamos nosotros en la muñeca, Asier terminó la carrera en una hora, 23 minutos y 38 segundos. Yo, un segundo más tarde. Por cierto, yo hice puesto redondo en la mi categoría, que sí, ya es la de veteranos, sí. Puesto 1.500. Redondo.

Y mientras haciamos cola para devolver el chip, apareció Mitxel con un par de powerades y una sudada del copón. Y también con una sonrisa satisfecha. Y no era para menos, porque salió con un objetivo, y lo pulverizó. 1:15:50 para él, puesto 1.456 (1.530 en tiempo real), entre los cien mejores barakaldeses participando en la prueba. Un tiempazo el del mejor pormaratoniano en esta edición de la Santurtzi-Bilbao.

Una última cuestión en lo concerniente a los tiempos. Nuestras medias, que calculó Asier mientras nos calentábamos con café y cola caos en la Taberna de los Mundos, ya se está convirtiendo en tradición, rondaban los 5:17 el kilómetro, pero la organización nos da medias de 5:07, básicamente, porque nosotros calculamos sobre los 15800 metros que se dijo que medía la prueba pero ahora resulta que ellos lo calculan sobre 16350. ¿Quién se equivoca? ¿Quién acierta? Se equivocan los organizadores y aciertan ellos también. Según los kilómetros que se marcaban en carrera corrimos 15800 metros, así que supongo que se habrán equivocado con la calculadora de ritmos.

Y eso fue todo. Creo que, dentro de la humildad de nuestros rendimientos, todos quedamos contentos. Hubo más público que en la edición del año pasado, y, aparentemente, más nivel. Esperemos repetir el año que viene. Creo que está siendo un fin de año bastante exigente y, personalmente, estoy contento de ir cumpliendo objetivos. Sufrí mucho en mi primera media, una noche oscura por Bilbao, sufrí el doble con el calor de Donosti en mi segunda B/SS y ahora cerramos con una Santurtzi que suma, en total, casi cincuenta kilómetros de competición, en un mes y cinco días. Para mis piernas, para mi caja, y para mi espalda, es un resultado para sentirse orgulloso.

No creo que haya terminado el año. Quedará una San Silvestre como mínimo, y quién sabe si algo más. Lo suficiente para cerrar un año en el que la mejora en los ritmos es evidente. En las crónicas, no tanto, pero seguiré intentándolo.

Enhorabuena a todos los que participaron y se aceptan puntualizaciones en los comentarios.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Aaron Brooks


BREAKING NEWS: Si vais a leer esta entrada, tened en cuenta que la he publicado, medio minuto antes de echarle un vistazo a una edición digital de un periódico en internet y enterarme de que los jugadores habían llegado a un principio de acuerdo con la NBA para volver a jugar en Navidad y competir en una liga de 66 partidos. Así que todo lo que viene abajo, se queda ahora en nada. Las preguntas, ahora, son otras.


Le he elegido a él, pero podía haber elegido a otro cualquiera de los jugadores NBA que han decidido marcharse a China durante el lockout. Incluso, podía haber elegido a alguno de los que se rumorea. Pero bueno, Aaron Brooks viene tan bien como cualquier otro. Hace un par de años se salió con los Rockets y casi metió 20 puntos por partido en liga regular. Luego fue traspasado a los Suns. Pero es un jugador con cierto caché en la liga profesional americana y sirve para ilustrar una nueva entrada de este blog haciéndose eco de los rumores y consecuencias devenidos del conflicto laboral del baloncesto profesional americano. En esta entrada, nos centramos en China.
Y es que siguen los fichajes y los rumores en Europa, pero no solo ahí. Mientras Tyreke Evans firma por Roma y Lamar Odom por Besiktas, donde Deron Williams se marcó 50 puntos en Europa, Goran Dragic vuelve a Caja Laboral y Tiago Splitter reina en Valencia. Pero no son los únicos: Andrés Nocioni también triunfa en Argentina y TJ Ford se va a Zagreb. Esos ya juegan, pero los rumores se multiplican: Luis Scola al Caja Laboral, Omri Casspi al Maccabi, Kevin Durant al Bayern Munich, Joakim Noah al París-Levallois, Jan Vesely al Partizan, Linas Kleiza al Lietuvos Rytas, Luol Deng a Bilbao, Beno Udrih al Banvit turco, Dirk Nowitzki al Real Madrid, Marcin Gortat a Turquía, De’Sean Butler a Riga, Nolan Smith a Cantú, Ekpe Udoh al Bnei Hasharon, Chase Bundinger al Lokomotiv...
Pero ahora nos olvidamos de Europa y, aprovechando un magnífico reportaje de la página web solobasket.com, hacemos un repaso a la liga China, donde también han marchado muchos de esos jugadores americanos que se encontraban sin poder jugar en su país.
Al parecer, China tiene dos ligas, la CBA y la NBL, una para el verano y otra para el invierno. La CBA se ha encontrado ahora con esta emigración de jugadores profesionales y se han visto en la obligación de proponer un límite salarial. Según dicen, la liga cuenta con una gran audiencia televisiva y muchos espectadores en los estadios, vamos, que es rentable y un buen negocio. Pero, vamos a lo que sabemos, ahí va, y repito, aprovechándome de solobasket.com y añadiéndole algo más de información específica, un resumen de las plantillas de los diecisiete equipos profesionales que juegan esa liga, haciendo especial hincapié en cómo ha afectado el lockout:

BAYI FUBANG. Este equipo no tiene jugadores extranjeros. Su estrella es Wang Zhizhi, un poderoso alero que cuenta con cinco campañas marginales en la NBA para un total de 137 partidos con Mavs, Clippers y Heat.
SHOUGANG BEIJING DUCKS. Cuentan con la antigua estrella de Kentucky, Randolph Morris (Hawks y Knicks, pero poco éxito) y con un veterano ya de la liga china y antigua estrella de la NBA, del playground y del youtube, Stephon Marbury.
DONGGUAN NEW CENTURY LEOPARDS. Brian Goorjian es el entrenador. El americano de origen armenio es un histórico de la liga australiana (más de 400 victorias), y forma parte de su Hall of Fame. En la plantilla, encontramos a Shavlik Randolph (Sixers y Blazers). El año pasado estaba un exACB, Jackson Vroman, pero, al parecer, se ha ido a jugar a otra liga emergente, la de Corea.
FOSHAN. Tienen a la estrella del baloncesto sirio, Michel Maadanly, además de un antiguo jugador NBA como Gerald Green (Celtics, Rockets, Mavs y Rusia) y un veterano americano de la diáspora (Rusia, Puerto Rico, Turquía, Filipinas) como Marcus Douthit. El entrenador es un histórico NBA, Jay Humphries (antiguo base de los Suns, Bucks, Jazz y Celtics).
FUJIAN SBS XUNXIN. El primero que nos suena es todo un veterano de la ACB, Will McDonald. También tienen al pivot jordano Zaid Abbas y a Anthony Robertson (entró en el traspaso por Larry Hughes y acabó en Francia). El entrenador es el americano Joseph Stiebing, quien, si no me equivoco, también fue seleccionador de Qatar.
GUANDONG SOUTHERN TIGERS. Han ganado 7 de los últimos ocho títulos, el último incluído. Cuentan con el exTAU, que luego volvió a la NBA, James Singleton. También tienen a la otra estrella china de la NBA, Yi Jianlian. Y al encabezamiento de esta entrada, Aaron Brooks.
JIANGSU DRAGONS. Dan Gadzuric (nacido holandés y otrora pivot titular en los Bucks) y Mardy Collins (base que ha hecho gran parte de su carrera en los Knicks)son sus americanos. También tienen a Luther Head (buenos primeros años en los Rockets) que en principio venía a substituir a Collins.
JILIN NORTHEAST TIGERS. Jameel Watkins, un trotamundos del baloncesto, es uno de sus americanos. El otro es Cartier Martin (Italia, Turquía, NBA, NBDL). El jordano Osama Daghles también le da lustre al equipo.
LIAONING PANPAN HUNTERS. La estrella es Josh Powell (jugó en Rusia e Italia, pero destacó hace unos años saliendo desde el banquillo de los Lakers). Junto a él, otro con gran bagaje en USA, Rodney Carney (Sixers, Wolves, Warriors o Grizzlies).
QUINGDAO DOUBLE STAR: solo un Americano, Lester Hudson (última experiencia NBA, seis partidos en los Wizards).
SHANDONG FLAMING BULLS. El entrenador es un histórico: Bob Weiss. Jugó durante 12 temporadas en la NBA, las mejores en los Bulls de principios de los años 70. Como entrenador, llegó a ser primer entrenador de Spurs, Hawks, Clippers y Sonics. El exBarça Alan Anderson está en la plantilla, así como el interior Othello Hunter (23 partidos con los Hawks, Grecia e Italia, donde rindió muy bien).
SHANGHAI DONGFANG SHARKS. El dueño del equipo es la estrella retirada Yao Ming. Mike Harris, puertorriqueño, es uno de sus jugadores más importantes. Así como el americano Ryan Forehan-Kelly. Liu Wei (excompañero de Yao en los Sharks y que estuvo cerca de jugar a los Kings) y el pivot de 2’20, Zhang Zhaoxu (University of California, Berkeley) son las estrellas nacionales. El entrenador es Daniel Panaggio, quien ya fue ayudante en Portland.
SHANXI ZHONGYU. Cuentan con el exJoventut, Charles Gaines y con Marcus Williams.
TIANJIN RONGCHENG. David Harrison, jugó bastante en los Pacers y ahora está en China. Donnell Harvey (Mavs, Magic, Nuggets, Suns, Nets) también se ha ido a la aventura. El otro jugador importante es el libanés Rony Fahed.
XINJIANG FLYING TIGERS. Más Tigers y otro poderoso equipo. La estrella es Quincy Douby, máximo anotador ya en Turquía y China, pero se ha lesionado de gravedad. Han intentado fichar para substituirle a Jamal Crawford, aunque también sonaba JJ Barea y ahora parece que definitivamente ficharán a Patrick Mills. Sin embargo, la estrella será todo un Kenyon Martin. Además de estos, también cuentan con Mengke Bateer, un veterano jugador de origen mongol pero con nacionalidad china, que ya jugó en la NBA antes de la llegada de Yao Ming, aunque sin mucha presencia. El entrenador es el americano Bob Donewald Jr, que empezó a entrenar en Gran Bretaña, y es hijo de Bob Donewald Sr., un histórico de la NCAA que hizo toda su carrera en Illinois State y Western Michigan.
ZHEIJIANG WANMA CYCLONES. JR Smith (11 puntos de media por partido en la NBA, con unas últimas temporadas muy exitosas en los Nuggets, especialmente en playoffs) es la estrella del equipo y una de las de la liga. Josh Boone (llegó a ser titular en los Nets e hizo pareja en los Huskies de Conneticut con Hilton Armstrong) será quien trabaje sucio por dentro.
ZHEJIANG GUANGSHA LIONS. Otra estrella para la liga: Wilson Chandler. El alero titular de los Knicks, donde en las últimas temporadas hizo muy buenos números, ya demostró de que iba esto en su primer partido en la liga china: 43 puntos y 22 rebotes. Dwayne Jones será su compañero, en su mejor año en la NBA, jugó 56 partidos en los Cavs. El entrenador es Jim Cleamons. Fue campeón de la NBA como jugador con los Lakers en los setenta, substituyendo a Gail Goodrich en el puesto de base, aunque donde jugó más fue en los Cavs. En los 90, estuvo temporada y media como primer entrenador de los Mavs y últimamente fue ayudante de Phil Jackson en los Lakers. Por último, hace poco parecía confirmarse que Tyson Chandler firmaría por este equipo, haciendo una pareja de Chandlers más temible que el Phillip Marlowe de Raymond Chandler.
Ale, pongo en negrita a todos los jugadores y entrenadores que he nombrado, que, no te creas, es un curro, y lo dejo aquí.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Emilio Butragueño

Un día de esta semana, aún falta terminar el de hoy y quedan otros tres, así que solo pueden ser uno de los tres que ya corrimos, un día de esta semana de esos tres que ya corrimos, y perdón por el lío, leí que el Real Madrid jugaría un partido amistoso en México contra los gallos de Querétaro, equipo en el que, si no me equivoco, juega el ex-delantero uruguayo de la Real Sociedad Carlos Bueno.

El partido será en mayo, creo. Tampoco le presté mucha atención a la noticia. Leí el titular, y ya me fui para otro lugar. Incluso para otro tiempo. Porque leer el nombre de Santiago de Querétaro me recordó dos cosas.

Una, por supuesto, viajé a 1986 cuando Emilio Butragueño dejó al estadio de la Corregidora con la boca abierta. Y esto ya lo recordaban en la misma noticia. Y todo porque aquel día ha quedado en el imaginario de los aficionados al fútbol español como una oportunidad de gloria perdida.

A saber, la selección española llegaba a octavos de final para enfrentarse a uno de los favoritos, una selección de Dinamarca que había deslumbrado hasta entonces. Michael Laudrup era ya uno de los mejores jugadores de Europa, Elkjaer Larsen ya triunfaba en Verona, Morten Olsen ponía orden en la defensa, Soren Lerby empezaba a ser un experimentado veterano, Jesper Olsen ya jugaba en el Manchester United, y Jan Molby en el Liverpool, o Lars Hogh no colgaría los guantes hasta no cumplir 41 años tras más de 800 partidos con el Odense. Pero les cayeron cinco en el estadio que homenajeaba a la heroína de la revuelta de los criollos contra los gachupines. Y de los cinco goles, cuatro fueron de Emilio Butragueño, el pequeño delantero rubio que, como dijo Johan Cruyff, era capaz de regatear sin salirse de una baldosa. Quizás fuera uno de los momentos más importantes en la carrera del delantero madrileño, quien terminaría su carrera, como ya se sabe, jugando al fútbol en el Atlético Celaya.

La gloria, eso sí, como decía, se quedó desaprovechada. Porque en el siguiente partido, el de cuartos, Eloy Olaya no acertó con la portería, falló el penalty, y los que pasaron a semifinales fue la selección belga de los Vincenzo Scifo, Leo Van der Elst, Nico Claessen, Jean Marie Pfaff, Eric Gerets, Jan Ceulemans, Patrick Vervoort... Cuentan que el seleccionador argentino, al conocerlo, les dijo a sus jugadores que ya podían contar como hecha su presencia en la final porque no tendrían enfrente a Emilio Butragueño, pero quién sabe si lo dijo o no.

Pero también me recordó a otra cosa, que no tiene mucho que ver con el fútbol, aunque no nos movemos de ciudad, porque seguimos en Madrid, ahora en Tres Cantos, creo. Hace ya unos cuantos días, escuchaba una entrevista en Radio 3 al grupo madrileño Vetusta Morla que andaban de gira también por México. La entrevista ya estaba empezada y justo hablaban de ello cuando yo me enchufé: Querétaro era la palabra más bonita del español según una encuesta que había realizado la Real Academia de la Lengua Española. Querétaro. Al parecer, unos cuantos famosos propusieron una serie de palabras y la gente votó para elegir la palabra más bonita de lo que antes llamábamos castellano. Salió Querétaro, que, luego he leído, propuso el actor Gael García Bernal. Me quedé pensando que sí, que era bonita, Querétaro, que me traía recuerdos de pequeño, que no sé por qué, me sonaba a galleta hundida en el cacao por las mañanas. Además, me gustaba que la palabra seleccionada fuera una que no está ni el diccionario, que probablemente no provenga del fondo de armario del español, una palabra que hace que las relaciones lingüísticas sean más imbricadas. Mejor así. Palabras inventadas, creativas, que nos unen y nos complican. Querétaro, con su tilde y todo. Luego he leído que significa isla de las salamandras azules y eso lo hace todo más literario, más mágico, tan literario como el grupo en el que la mujer de la corregidora de Querétaro comenzó a urdir la revolución y, al final, la encerraron en un armario, pero fue capaz de taconear, cuentan, y la revolución estalló, y ella pasó a la historia y la historia le regaló un estadio de fútbol y, a ese estadio de fútbol, donde el Real Madrid volverá en mayo, Emilio Butragueño le regaló esto:


Aunque, eso sí, yo creo que la auténtica figura del partido fue el colegiado, que si no me equivoco se llamaba Jan Keizer y que, con todo el respeto del mundo, es pura poesía en sus movimientos. Puro teatro, la verdad. Fijaros en él, auténtico.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Will Artino



Prometí que seguiriamos, aunque fuera más de lejos, los resultados de nuestro equipo favorito de la liga NCAA, por lo menos el mío. Expliqué, también, que lo haríamos cambiando de protagonista. Con Casey Harriman ya retirado, elegí al freshman de Waukee, Will Artino, y atiné, no elegí mal. Junto con el escolta Avery Dingman, Artino está siendo una de las caras nuevas más importantes de este equipo. Grant Gibbs también está siendo muy importante, incluso titular, pero no es freshman, ya que vino desde Gonzaga, donde no tuvo un buen año, para jugar con el entrenador Greg McDermott.
El equipo ha jugado ya cuatro partidos, y se pueden sacar algunas conclusiones. Os lo resumo así de fácil: cuatro partidos, cuatro victorias, Doug McDermott mejor jugador de la semana en su conferencia, y el equipo ha subido al puesto número 25 en las apuestas de favoritos que crean los propios entrenadores. Nada puede ser mejor.
Más conclusiones: el equipo seguirá basándose en tres jugadores importantes el año pasado, Gregory Echenique por dentro, Doug McDermott en plan estrella y Antoine Young dirigiendo el equipo, aunque ya no necesite éste tanto de sus puntos y más de su dirección. Crece la aportación del canadiense Jahenns Manigat, que pasa a ser titular, y como decía, Grant Gibbs se convierte en un jugador importante en el equipo. El banquillo largo, muy largo, con caras conocidas como Josh Jones o Ethan Wragge y nuevas aportaciones de gente que crece desde el año pasado o que ha llegado nueva. En resumen, que esto pinta muy bien.
Empezaron ganando dos partidos en Omaha dentro del Dale Howard Classic. Ganaron por 97 a 65 a North Carolina A&T y por 95 a 61 a Chicago State. Los dos siguientes partidos fueron fuera, y también se ganaron, en Birmingham, Alabama, se ganó a la UAB, por 70 a 60, y, en el otro, una última paliza, por 82 a 59, a Iowa en Des Moines, muy cerquita de la casa de Will Artino.
Precisamente en este partido Artino, junto con Josh Jones, fue uno de los mejores saliendo desde el banquillo, aunque el mejor reserva fue el escolta tirador Dingman con 14 puntos, cuatro de cuatro en triples. Los mejores, como no, fueron Echenique, con 15 puntos y 9 rebotes, y McDermott, con 25 puntos y 9 rebotes.
Ante la UAB, el mejor fue McDermott, que hizo 27 de los 70 puntos de su equipo. Young con 13 puntos y Echenique con 10 rebotes le ayudaron. A Chicago State, lo volvió a sentenciar un gran Doug McDermott con 21 puntos y 8 rebotes, pero también aportaron, y mucho, Manigat, Gibbs, Wragge, Artino y otro freshman, Austin Chatman, que hizo un gran partido. También en el primer partido fueron muchos los jugadores que aportaron. Hasta seis jugadores superaron los diez puntos, y Ethan Wragge se quedó a uno de conseguirlo: McDermott, Gibbs, Young, Dingman y Artino, pero el mejor fue Jahenns Manigat con 18 puntos.
Probablemente, tarde en volver a hablar de ellos. Quizás algún día, repasaremos la actualidad de la liga universitaria más en general, sin hablar de portaviones, pero empezando a descubrir esos nombres, que luego se me amontonan en la locura de marzo. Mientras tanto, apuntaros, porque este año parece que los arrendajos azules pueden volar alto.

José Antonio Ardanza


Acabo de enterarme de dos cosas:
a) El año que viene el Euskaltel-Euskadi seguirá siendo pro-Tour o como quiera que lo llame ahora la UCI. Se ha quedado fuera el Europcar.
b) José Antonio Ardanza se jubila. El año que viene ya no será presidente de la compañía de telefonía móvil.
Con ésta van a ser diecinueve las temporadas que el equipo se mantiene en el pelotón. Es el equipo más veterano del pelotón internacional si no aceptamos barco como animal acuático y consideramos que el Movistar viene de donde viene. Son quince de esas diecinueve las que el equipo lleva creciendo gracias al patrocinio de la empresa que en los últimos años dirigió el ex-lehendakari.
Ahora esperáis las conclusiones, ¿me pongo trágico? Qué pasará a partir de 2013... Pues no lo sé. No lo sabe, según parece, ni el propio Ardanza. Que el equipo vive uno de los momentos más críticos de su historia parece que no se le escapa a nadie. Y lo que no se le escapa a nadie es que estas penurias no tienen nada que ver con lo deportivo, donde todo es mejorable, pero no se puede más que halagar las prestaciones del equipo (tanto en victorias como en la eficiencia de su proyecto de cantera), y si con lo económico. Por una parte, digo yo que será cosa de la crisis, por otra, es el afán minimizador de la UCI, que gestiona este deporte como un negocio capitalista, ambicionando un escenario exquisito y exclusivo.
No quiero convertir a la UCI en un enemigo único, eso sería simplificar mucho. Aún así, espero que siga existiendo el ciclismo menor, que no es menos que nada, el de los equipos modestos, los ciclistas que no ganan pero trabajan, que no tienen puntos pero sin ellos no habría pelotón. Parece que la UCI no entiende eso, y ellos deberían (deben) saber mucho más de ciclismo que yo. A Ardanza le seguirá otro, y esperemos que sigan patrocinando el equipo, y que si no son ellos sean otros, pero que haya una vigésima temporada y una vigesimoprimera, y muchas más con más ciclistas nuevos y veteranos que sigan consiguiendo cumplir su sueño de ser profesionales para disfrute de los aficionados.
Paro, porque lo reconozco, tengo una noche de lo más ñoña y trascendente, puag. Cierro la boca ahora mismo.

Jonás Ramalho


Creía que había utilizado ya su nombre, pero no. Voy a ser breve, porque corro el riesgo de caer en lo manido y hasta lo sesgado. Lo he dicho más de una vez: uno tiene sus pasiones... Y creo que los asiduos a este blog ya saben de qué pie cojeo y es difícil que no aflore. No reconocerlo, sería estúpido. Así que he de reconocer que ayer disfruté viendo el partido de Sevilla tranquilamente en un bar. Reconozco que los elogios que el equipo de Bielsa había venido recibiendo en los últimos días, me asustaron. Me asustaron por repentinos y por apresurados. El equipo asomaba, dejaba ver, se podía intuir, pero la gente está siempre demasiado ansiosa por llegar a meta cuando aún ni han tomado la salida, y esa urgencia nunca ayuda. Pero he de reconocer que el partido de ayer lo disfruté. Las sensaciones fueron extrañamente positivas. El equipo fue muy superior al Sevilla, tuvo momentos de lucidez que hacía mucho tiempo que no se veían y supo ganar con solvencia, que no siempre se logra aunque lo merezcas. El secreto de la victoria les acercó aún más a ese recurrente y confuso espejo que es el FC Barcelona, pero esta es una opinión muy personal. A mi parecer, el secreto del éxito del Barcelona no es tanto como ataca, si no como defiende, o dónde defiende, y cómo saca provecho de eso para atacar. En Sevilla, el Athletic ahogaba al local en su propia cancha. Cuando perdían una pelota, en lugar de recular, se avalanzaban sobre el balón, y en ésas vino el segundo gol, pero hubo más ejemplos. Si robas arriba, ya no tienes que correr para llegar. La lucidez de la que hablaba vino precisamente en lo que se hace luego, después de que la has robado, en mover el balón con profundidad, dinamismo y velocidad. Y así estaba disfrutando del partido, cuando en el minuto 87 Iñigo Pérez no pudo con los calambres y, cuando parecía que se preparaba Gaizka Toquero, Bielsa reculó y sacó al campo a Jonás Ramalho.

Y aquí viene lo manido porque esta era una noticia que estaba escrita desde hace cinco años. Desde que hace ya cinco años, Caparrós le llevó a un amistoso cuando no era más que un adolescente espigado que se dejaba rascar la oreja por su colega de bancada, Iker Muniain. Desde hace cinco años se ha estado esperando el debú de este jugador en competición oficial con el primer equipo del club. Como decían hoy en los informativos, ya estuvo cerca en otras ocasiones, pero nunca fraguó. Fraguó ayer, y el joven central que ahora juega de lateral en el filial, acabó de debutar como mediocentro. Con su nuevo peinado a lo Allen Iverson y su enorme zancada, pareció abrumado cuando, tras pitar el final del partido el árbitro, aún no era capaz de reaccionar al abrazo de "su hermano" Iker Muniain.

Sigo con lo de las confesiones: aquello acabó por alegrarme el día. Ansiaba que llegara este día. Ya he dicho muchas veces que por mi ocupación laboral, que me lleva en ocasiones a tener que poner en práctica paradigmas teóricos que debaten temas como la hibridación, la globalización, la generación de roles culturales, la multiculturalidad, la etnicidad... siempre parece que me atrae la idea de ponerme crítico con mi pasión futbolística por un equipo cuyo soporte emotivo principal se basa en una tradición que parece tan ajena a las posturas más modernas que pueden desprenderse de todas esas nuevas disciplinas o categorías analíticas. Es decir, que a veces me pregunto cómo puedo ser del Athletic. Pero, tranquilos, no me vapuleís, aún, que siempre acabo por vapulearme yo mismo. En el fondo, existe esa pulsión, pero no la hago caso. La tradición (o la filosofía, como dicen algunos) en la que se basa la especialidad de este equipo tiene muchos más puntos positivos que negativos y muchas más cosas defendibles que atacables. Todo se puede discutir pero, aunque a veces dude, acabaría por defenderla sin paños calientes.

Pero los tiempos cambian, nuestra realidad social es otra y a mí me gusta ver que mi club, aunque defienda una tradición de más de cien años de historia, aunque infunda un respeto casi religioso por su pasado, aunque venere su memoria en un impulso que a veces duele, me gusta ver que se mueve adelante con los tiempos, que cambia, que se moderniza, que muta y muda y se parece al que era antes pero es completamente distinto: porque si nuestro equipo se basa en una tradición, esa tradición se basa en una ligazón, la que siempre ha unido al club con su afición, con su masa social, con el material humano que ha nutrido al club de jugadores, dirigentes y aficionados por partes iguales. Y ese material humano, además de ser aficionados, simpatizantes y socios del club, son también ciudadanos, ciudadanos que votan, curran y quieren enamorarse, y esos ciudadanos viven en una sociedad que cambia, que se parece poco a la que en 1898 vio la fundación del club. Por eso me alegró sobremanera ver al hijo de un emigrante angoleño que se casó con una vizcaína convertirse en el primer jugador vizcaíno de color que debuta con el Athletic. Del color que sea, que sean blancas y rojas las franjas y que siga creciendo la historia de este club para que cuando queramos mirar hacia atrás, miremos cada vez más cerca.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Christian Gálvez

De éste seguro que no he hablado en este blog. De su novia o mujer, la gimnasta alavesa con orígenes extremeños, Almudena Cid, sí. Así que ahí tenéis el enlace con el aspecto deportivo. Pero hubo más, aunque mejor me explico desde el principio: he tenido el blog un poco abandonado durante toda la semana porque he estado fuera, en Barcelona.

He tenido poco tiempo para preocuparme por el deporte, aunque siempre hay espacio para experiencias que tengan que ver con el tema.

Me encontré a Christian Gálvez en la fnac de Plaza Catalunya y, si no era él, era alguien que se le parecía mucho y, de todas formas, él no va a comentar esta entrada para llevarme la contraria. También me encontré con otro personaje famoso, Miguel Tarín, aunque cuando se lo digo alguno, tengo que explicarles luego quién fue Tarín, pero Tarín, en su día, sí que salía en las noticias de las secciones deportivas y es que, al fin y al cabo, durante muchos años, con sus 2'17, fue el techo del baloncesto español. Jugó en el FC Barcelona, el Náutico de Tenerife, el Pineda, el Hospitalet, el TDK de Manresa, el Vic, el Patronato Mallorca, el Syrius Mallorca, el Gesa Alcudia, el Granada y el Digsa Loja. Por supuesto, todo esto no me lo sé de memoria, lo he leído en la Wikipedia. Lo que sí sabía es que desde que se retiró llevó una vida llena de altibajos y que finalmente volvió a saberse de él cuando se involucró en la defensa de los derechos animales. Últimamente, lo estaba intentando con la política.

Y hoy hay que votar, por cierto, y me ha hecho gracia el punto de vista del Marca que he leído en su versión digital. Ellos van a lo que les interesa: el Real Madrid volverá a la Moncloa y desbancará al Barcelona, porque mientras Zapatero era un fan de los culé, tanto Rubalcaba como Rajoy son aficionados del Real Madrid. Ahí está la noticia.

Por lo demás, me dio tiempo a trabajar y a disfrutar de Barcelona. Primero hice algo de turismo por mi cuenta y, después, el último día, tuve como guía a una joya turística, un emigrante vasco en la ciudad condal que me llevó a ver el Nou Camp, o el Camp Nou, como sea, el estadio olímpico de Montjuic o muchas otras cosas que no tienen tanto que ver con el deporte. Nos dio para cenar en un sitio cool, tomar una ronda en el Gótico y hablar de lo divino y lo humano, entre otras cosas, del FC Barcelona y del Real Madrid. También hablamos de patear las calles en zapatillas, por supuesto, porque mi guía, sin ir más lejos, fue el subcampeón de la I Carrera Pormaratoniana.

Lo dicho, una joya y eternamente agradecido.

Por lo demás, y en lo que afecta al deporte, me quedo con la prensa deportiva catalana que me ayudó a apreciar como en todos los sitios cuecen habas, los canales deportivos de la habitación del hotel, donde no dejaban de reponer partidos de fútbol internacional de lo más soporíferos, los conocimientos de fútbol de mi compañera granaína, una ponente que se parecía mucho al último jugador de cantera salido de la Masía y con quien además compartía apellido, mucha gente fina y con buen ritmo corriendo de Tetuán hacia el arco del Triunfo (en realidad, la gente corría en todas direcciones, increíble) y no sé muy bién qué más.

Tengo la batería en estado crítico y me quiero ir. Así que lo dejo aquí, publico y ya volveremos a pillarle el ritmo.

Y, de verdad, yo creo que era Christian Gálvez, pero qué más da, cómo si era Pepe Gálvez en realidad.

martes, 15 de noviembre de 2011

Magnus Wislander





Sorprendente. Tengo el tiempo justo y mucha pereza, así que no voy a ponerme a tirar del hilo, como hago siempre, porque acaba saliéndome una entrada magnificada y demasiado extensa total solo para recapitular viejos nombres y datos que a pocos interesan.


Pero hoy me ha sorprendido leer que Magnus Wislander había vuelto a la competición. Wislander fue elegido en 1999 mejor jugador de balonmano del siglo XX, que no es poco. Y es que el pivote del Kiel mantuvo una línea de eficacia y éxito que casi ningún otro jugador de balonmano ha conseguido mantener. Por resumir, se retiró con más de 1.300 goles en casi 400 partidos y habiendo ganado con su selección, Suecia, dos campeonatos del Mundo, cuatro de Europa y tres medallas olímpicas. El eterno número 2 del Kiel se retiró a los 41 años, y, ahora, a los 47, ha vuelto al club sueco en el que se crío y, además, para ayudarles a ganar al Hammarby IF.


Wislander me trae recuerdos de cuando esto del balonmano me gustaba y lo practicaba. Porque yo fui portero. Portero en los tiempos de Svensson, Buligan, Lorenzo Rico, Jaume Fort... Tiempos de los que quedan muchos nombres, sobre todo, en relación con la época dorada del club de balonmano Bidasoa, con Juantxo Villarreal a la cabeza. Los tiempos más lejanos de Bogdan Wenta y Gislasson, de los Bolea, Xabier Mikel Errekondo (ahora metido en el mundo de la política), Aitor Etxaburu (ahora entrenador del Anaitasuna), Olalla... y los que siguieron después, los Perunicic, Kiselev, Nedeljko Jovanovic... Y aquel comentarista de la televisión que en lugar de gritar ¡gol!, gritaba ¡adentro!


Todos esos nombres me han venido a la cabeza cuando he leído que Wislander volvía a vestirse de corto. Esos nombres y los recuerdos que ya no causan dolor por mucho que intente recordar los círculos rojos que dejaban sobre todas las partes de mi cuerpo los balonazos que recibía. No llegué muy lejos, por supuesto, era malo de cojones. No tenía flexibilidad, pero era ancho y ocupaba espacio y encajaba bien los golpes, eso era todo lo que tenía.


Ahora, ya no sigo el balonmano como antes. Lo último con lo que me quedé fue con Balic, Jackson Richardson, Patrick Cavar o Guijosa... O los últimos años en los que el equipo del pueblo intentó con desesperación económica quedarse en la más alta de las categorías. De vez en cuando, lo sigo, como de reojo, como aquel que no quiere abrir el álbum de fotos. Por ejemplo, sé que el Bidasoa bajó de categoría y que, precisamente en la última jornada, el equipo del pueblo les ganó en su casa. Pero ya no me quedan muchos nombres que recordar. Quizás, ahora que ha vuelto Wislander, quién sabe, quizás yo también vuelva a aficionarme por el balonmano.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Tirhas Gebre

Una más para el saco, aunque solo van dos. Dos B/SS seguidas, las dos terminadas, y esta última mejor que la primera. Así visto, todo parece que salió bien. Pero empecemos por el principio.


En rasgos generales, la edición número 47 de la carrera popular por excelencia en Euskadi, registró una alta participación, con récord femenino incluído, y dos ganadores, los dos etíopes: Assefa Abrah Milaw en categoría masculina y Tirhas Gebre en femenina quien, además, batió el récord de la prueba en su categoría que aún ostentaba la gran atleta leonesa Rocío Ríos. Por ello, para ella va el encabezamiento. Y pasamos a lo nuestro, a la crónica de la participación pormaratoniana en la prueba.




Finalmente, nos juntamos cinco iluminados: dos parejas de gemelos, y un servidor. Las parejas gemelas perseguían retos distintos, los dos atletas de cuerpos delgados y correr erguido, Álvaro y Emi, primero y segundo de la I Carrera Pormaratoniana, querían estar delante. Los hermanos Uría, sobre todo debido a que uno de ellos, Xabi, debutaba en la prueba, aspiraban a disfrutarla y terminarla con dignidad. El servidor, que soy yo, seguía el ejemplo de los Uría.


Durante la semana ya íbamos avisados: viento sur y calor, hay que hidratarse bien. Y lo hicimos, pero no fue suficiente, por lo menos en mi caso.


Nos reunimos a eso de las siete de la mañana en Landeta y, en procesión, salimos los tres coches en dirección a Donosti. Nos costó aparcar, y para cuando llegamos a la estación de Atocha, ya habíamos perdido el tren. Empezaba la aventura. Nos despedimos de nuestras dos acompañantes, Mar e Isa (quienes junto a las tres escoltas de Emi merecen un aplauso por su paciencia y sus ánimos) y tuvimos que salir al galope, cruzando el Urumea a la carrera, para intentar llegar a tiempo a la estación de Amara y coger el topo. Lo hicimos. Después el autobús, y al final, nos presentamos en Behobia con el tiempo justo. A los Uría y un servidor nos sobraron 20 minutos, Álvaro y Emi llegaron tarde, perdieron sus grupos de salida y tuvieron que salir con otros grupos más retrasados.


Aún así, Álvaro y Emi hicieron un gran tiempo en torno a la hora y media. Cuentan que a Emi se le hizo dura y no pudo más que decir que sí con la cabeza cuando un sobrado Álvaro le decía, mira, ahí tienes el Arzak, al llegar al alto de Mirakruz. Uno es veterano, el otro era debutante, pero los dos hicieron una carrera espectacular, más aún si lo miras desde la perspectiva de los otros tres participantes pormaratonianos. De todas formas, estoy seguro de que nuestro amigo de las asics, en breve, sacará su propia crónica y os dirá con mayor detalle cómo fue la carrera y qué tiempos hicimos. Si os interesa, visitad pormaratones.blogspot.com en unos días.


Los Uría y un servidor salimos con nuestro grupo y con mucha tranquilidad. Unos más que otros, por cierto. Cuando entrábamos en Irún, yo me adelanté un poco para evitar a un grupo de chicas que nos cerraban el paso, y perdí a los Uría que se quedaron a unos pocos metros de mí, pero ya no nos volvimos a unir hasta la meta. Así que ellos, si quieren, seguro que Mitxel se anima, ya nos añadirán su propia visión de la carrera en los comentarios de este blog. Yo solo puedo añadir que llegaron muy enteros los dos, que consiguieron bajar de las dos horas, que Mitxel hizo una buena labor de apoyo para Xabi y que Xabi, para ser la primera vez, y ser más un biker que un corredor popular, demostró una gran forma.


Y me toca lo mío, que intentaré resumir. Me quedé solo en Irún y tiré para adelante. Ya desde el principio, se veía lo que iba a ser la carrera: mucha gente, muchísima, tanto con las zapatillas puestas como animando a pie de carretera (el público de la B/SS es lo más grande de esta carrera). Le dije a Mitxel segundos antes de separarnos, que aquella no parecía la misma carrera que el año pasado. Y era así: la lluvia y el frío de la edición anterior, que dejaron desangelados algunos tramos del recorrido, eran ahora una demostración de público animoso y un ambiente caluroso que empezaba a impregnarse en la musculación. Me había olvidado de que el año pasado, Irún me dejó bien claro desde el principio lo dura que es esta prueba: subir y bajar. Pero me encontraba muy bien. Llegando a Gantxurizketa tenía ganas, iba diciéndome: sí, vamos, tengo ganas de subirte, y lo subí muy bien. Miraba el reloj y lo veía bien. Al pasar por el primer control, iba bastante por debajo de la hora, podía llegar a la hora y cincuenta al final. Los toboganes de Lezo tampoco me hacían daño, y me daba tiempo hasta mirarle a los ojos al Pirata. Bebía en cada puesto de avituallamiento líquido, y con paciencia, incluso me paraba unos segundos y bebía un buen vaso de agua y el otro me lo tiraba por encima. El calor empezaba a hacer mella y ya veía cerca el centro de Lezo, siempre lleno de gente, y más cerca aún Pasajes, la mitad de la carrera ya atrás. Pero seguía haciendo un calor insoportable, porque cualquier calor es insoportable para un servidor, que sigo siendo yo, y a pesar de tener raíces extremeñas, siempre piensa que algún gen me vino de Finlandia. Llegando al puerto de Pasajes, empezaron los pinchazos. Las piernas me picaban, parecía que querían dormirse, no me dolían, pero notaba como los gemelos se endurecían y estaban en tensión. Sudaba y sudaba y soñaba y soñaba con miles de bebidas isotónicas que volaban alrededor de mi cabeza. Empezando el puerto, me entró del todo la pájara. Me costaba mantenerme erguido, me dolía cada zancada que daba y empezaba a afectarme a la cabeza, me acordaba de la media nocturna de Bilbao. Solo pensaba: y te queda Mirakruz, matxo, y te queda Mirakruz, no puedes, te paras, Mirakruz, no puedes, te paras, Mirakruz, pum, pum, como la música matraca que pone el dijey de Pasajes. Y empezó Mirakruz y bajé el ritmo pero apreté los dientes. Y apretaba los dientes. Y ya no sabía si adelantaba a gente andando o era el público. El reguero de corredores que se paraba y andaba había empezado ya en Irún, pero en Mirakruz era enorme, los evitaba con esfuerzo, porque cualquier cambio brusco, me desequilibraba, y llegaban los árboles, pero no el final, y otro árbol, y el semáforo allí, y me dolían más las piernas, y más calor, y ya ni miraba el reloj, pero llegó el semáforo. Se acabó Mirakruz. El año anterior, al coger la cuesta abajo, me tiré a tumba abierta. Este año no, solo fui capaz de dejarme llevar, y ni eso. La cuesta abajo parecía cuesta arriba, y solo pensaba aguanta, aguanta, aguanta, y más calor, más calor, más calor. Donostia. Donostia es larga de cojones. Más público al que ni miraba. Los niños ponían las manos, pero si yo levantaba la mía para chocarla, iban a tener que levantarme los padres del suelo. Este año no me confundí con los hinchables, básicamente, porque me daban igual, ni esprinté, ni tuve fuerzas para levantar los brazos, llegué a meta, un minuto mejor que el año pasado, pero por encima de la hora y cincuenta, por encima de la hora y cincuenta y cinco. Una chica decía, los que puedan que sigan andando, los que no puedan, a la derecha. Me fui a la derecha. No tosía, de caja iba bien, pero las piernas apenas me aguantaban. Me senté y me temblaban. Agua. Solo soñaba con agua.


Me he puesto un pelín dramático, pero así fue la carrera para mí. Más dura que la del año pasado, muy dura. El calor hizo mella, y bastante mella. Aún hoy me duelen las piernas y la espalda una barbaridad. Los cinco últimos kilómetros los hice encorvado como un niño en la placenta. Tardé en beber y cuando agarré el powerade no duró ni dos segundos en la botella. Comí fruta, más fruta, me bebí la botella de agua y el batido antes de salir del recinto de avituallamiento.


He leído que la Cruz Roja atendió a 120 personas. No hay que lamentar ninguna desgracia grave, en cualquier caso. Los pormaratonianos acabamos por reunirnos en la Plaza Gipuzkoa con nuestra banda de animosas, y, después, nos fuimos a ducharnos al velódromo. Unos pintxos por la zona vieja y de vuelta a casa. Unos más contentos que otros, todos cansados, pero convencidos de que el año que viene se intentará volver. La prueba merece el esfuerzo, esperemos que, por lo menos, no haga tanto calor.


Y, por cierto, otra buena noticia: en la lotería de la ONCE que celebraba el aniversario del club Fortuna, organizador de la B/SS me ha tocado dinero atrás, dos euros. Soy todo suerte.


Muchas gracias a todos los que nos animaron desde la carretera, enhorabuena a todos los que participaron y ánimo a los pormaratonianos, que empezamos a ser legión, así es más fácil calzarse las zapatillas.


Hurrengora arte!

viernes, 11 de noviembre de 2011

Koldo Bravo Goñi




Buscaba a alguien para encabezar una entrada que hablara sobre la ya inminente Behobia-San Sebastián y me he encontrado con esta noticia.
Koldo Bravo es un bibliotecario guipuzcoáno, aficionado al atletismo popular quien recientemente ha escrito un libro ambientado en la carrera popular por antonomasia (siempre pretendo averiguar de dónde viene esta expresión pero luego se me olvida) en Euskadi: la B/SS.
Creo, si no me equivoco, que la novela se titula "Behobia: Crónica de un desafío". Por supuesto, no la he leído. Acabo de enterarme de que existe, pero sé que la leeré y que algún asiduo a este blog también lo hará. Más aún cuando Bravo asegura que una de sus máximas aspiraciones ha sido acertar en la narración de la propia carrera. Para cualquiera que haya participado en esta carrera, supongo que es una curiosidad jugar a juzgar si lo ha conseguido.
Por lo poco que he conseguido averiguar, el propio Bravo es un consumado veterano de la carrera, donde ya ha participado en varias ocasiones, lo hará también este año, y llegó a tener una marca de una hora y 28 minutos, aunque, ahora, a sus 50 años, aspira a rondar la hora y 40 minutos. No está nada mal, si lo miro desde mi propia perspectiva.
Mi propia perspectiva. Quedan unas 48 horas para que empiece la carrera. Hoy es viernes. Dudo que pueda salir a correr. Ayer no fui. El miércoles salí con M y a los 35 minutos, después de subir una cuesta pronunciada para entrenar Gaintxurizketa me tuve que parar. Anduvimos un rato en amena charla y volvimos a correr en llano durante unos diez minutos. Desde que salimos iba mal: abotargado, incapaz de mover mi cuerpo, con malas sensaciones. No estaba cansado, pero algo me impedía prolongar mi esfuerzo: ¿el calor?, ¿el viento?... Dicen que los dos estarán presentes el domingo. El martes no corrí. El lunes salí con A, ganador de la I Carrera Pormaratoniana, volvimos a subir esa cuesta empinada y otra más, 58 minutos de carrera y gran parte de ellos bajo la lluvia. El día siguiente me lo pasé estornudando. La semana anterior no fue mucho mejor. Ayer, salí de casa a las siete menos cuarto de la mañana y llegué ya casi a las doce de la noche tras un largo día de trabajo, de espera en las salas de urgencia, de conducir por la noche... En resumen, no voy a llegar a la Behobia de la mejor manera posible. Mi cuerpo me dice que está bien, he perdido algo de peso y no noto cansancio acumulado ni nada por el estilo. No tengo la espalda en el mejor de mis momentos, pero tampoco estoy en situación de preocuparme. Lo malo es mi situación anímica. El año pasado llegué a mi primera Behobia con excitación y determinación, ansioso por conocer la carrera y por ponerme a prueba. Este año las sensaciones son distintas, la excitación no existe y la determinación se resquebrajó hace un par de semanas.
Aún así, hay algo en el fondo que me mantiene el ánimo. Las conversaciones con A, auténtico enamorado de esta carrera, el buen humor de M, la conversación que mantuve ayer con una compañera de trabajo que correrá la Behobia este año por primera vez y... los recuerdos. Los recuerdos de un año pasado que conviertieron el esfuerzo y el sufrimiento en un placer extrañamente añorado.
El año pasado hice una hora y 57 minutos, ya veis donde está mi nivel. Después de correr la media maratón de la Bilbao Night Marathon calculé que en el peor de los casos podía aspirar a la hora y 55 minutos. Que incluso lo podía hacer algo mejor si mantenía la forma en ese mes. A los dos días una gastroenteritis de caballo me dejó para el arrastre y frustró mis entrenamientos. Cuando volví, ya no era lo mismo. Así que las aspiraciones han cambiado. Ni tan siquiera diré que el objetivo es terminar, o repetir el tiempo del año pasado. El objetivo es disfrutar sufriendo. Coger un ritmo lento pero cómodo y correr. Simplemente, correr. Correr entre la gente, volver a los lugares que ahora soy capaz de rememorar con una precisión absoluta. Correr. Llegar a meta y beber, comer, ver la sonrisa y el sudor de mis compañeros. Nada más: correr la Behobia. El reloj me va a dar igual.
No voy a ser el único pormaratoniano que estará en la línea de salida. Cada cual con sus aspiraciones, pero todos ilusionados por ponernos el dorsal y calzarnos las zapatillas. Nos veremos en meta, aunque alguno tenga que esperar tanto que se quede frío.
Y, después, leeremos el libro de Koldo Bravo, a ver si ha sido capaz de reflejar lo que sufrimos y lo que disfrutamos todos aquellos que corremos la Behobia.
Lo contaremos aquí, y ánimo a todos los que vayáis a participar.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Iker Martínez de Lizarduy


Esta vez lo tenía más fácil: uso un nombre y el otro me lo guardo para más tarde. Pero, la verdad, era difícil elegir al uno o al otro, porque parece que siempre van unidos, sobre todo cuando navegan. Iker Martínez es el que tiene pelo, Xabi Fernández el que se pela la cabeza. Xabi e Iker, Iker y Xabi. Los dos, al unísono, han sido elegidos recientemente los mejores regatistas del mundo.
Mientras les elegían en San Juan de Puerto Rico, ellos navegaban porque andan intentando dar la vuelta al mundo. Empezaron hace nada en Alicante y pretenden llegar después de rodear el globo a Galway, Irlanda. Así que hoy las televisiones les han tenido que entrevistar de manera virtual y ellos han prometido celebrarlo con un brindis a bordo.
Describir con exactitud y detalle la trayectoria y el palmarés de estos dos marineros vascos no es una empresa fácil. Más aún para alguien como yo, cuya relación con la mar se limita a coger el gasolino, mirarla desde la costa y un cuadro de nudos marinos que mi hermano hizo en manualidades y siempre ha decorado con recelo la entrada a casa. Por lo tanto, me limitaré a lo que brilla, al color de sus preseas y algún que otro hito fácil de recordar.
Empezaron a navegar juntos en el año 1999 y, desde entonces, se han convertido en los auténticos dominadores mundiales de la clase 49er. Este tipo de navegación se caracteriza por una embarcación ligera de vela que se llama skiff y que destaca por un trapecio sobre el que los dos tripulantes gobiernan y estabilizan la embarcación. En esta categoría, los guipuzcoános, han sido campeones del Mundo en 2002, 2004 y 2010; campeones de Europa en 2002, 2007 y 2008; medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Pero si con eso no fuera bastante, estos dos regatistas destacan por su versatilidad, ya que hace poco que comenzaron a competir en la vela oceánica y no sin éxito. En vela oceánica participaron en la edición 2005-2006 de la Volvo Ocean Race con el equipo 'Movistar', y en la 2008-2009 fueron terceros con el equipo 'Telefónica Azul'. El año pasado disputaron la Barcelona World Race, una regata para embarcaciones de dos tripulantes dispuestas a dar la vuelta al mundo. Quedaron segundos.
Como decíamos, actualmente disputan la Volvo Ocean Race 2011-2012 con el equipo 'Telefónica', y con Iker como patrón. Buscan mejorar el puesto de otros años en una edición que, según sus responsables, cuenta con una de las mejores participaciones de la historia. Y la historia de esta regata se remonta a principios de los años 70 del siglo pasado. Después, seguro que intentan volver a triunfar en los Juegos Olímpicos de Londres y en la próxima edición de la Barcelona World Race.
Mientras tanto, seguirán siendo Xabi e Iker, Iker y Xabi, igual que Laurel y Hardy o Tom y Jerry o Stockton y Malone, pero montando en barco. Enhorabuena a los dos.

Kelly Slater


Le dieron por campeón antes de tiempo y él mismo descubrió el error, pero no tardó en enmendarlo y en 2011, ha vuelto a convertirse en campeón del Mundo de surf de la ASP, la Asociación de Surfistas Profesionales. No es la primera vez, y quién sabe si será la última, pero, la primera, eso sí se sabe, fue allá por los tiempos del Mundial de Naranjito. En 1992, Kelly Slater se convirtió en el campeón del Mundo de surf más joven de la historia. Apenas, tenía 20 años. A partir de entonces, su leyenda fue creciendo. Derek Ho ganó al año siguiente, pero del 94 al 98, Slater ganó cinco títulos consecutivos. La racha la terminaron Mark Occhilupo en el 99, Sunny García en el 2000, C.J. Hobgood en el 2001 y, sobre todo, Andy Irons, quien ganó los siguientes tres títulos mundiales. Sin embargo, el 2005 vio el renacer del surfista de Cocoa Beach que, desde ese año, y hasta este último título, ha ganado cinco títulos en siete años, los otros dos, se los llevó en 2007 y 2009 el surfista australiano Mick Fanning. En total, once títulos en veinte años de carrera que le han convertido en el más galardonado, en el ganador más joven y en el ganador más veterano.
La competición mundial tiene un formato parecido al de la Formula 1 con varias pruebas patrocinadas por marcas relacionadas con la disciplina y que ayudan a los surfistas a convertirse en los deportistas más viajados del mundo, desde Mundaka hasta Tahití, pasando por California, Suráfrica, Indonesia, Australia, Brasil o Hawaii. Siempre buscando la ola. Sería un trabajo digno de otros blogs más especializados ponerse ahora a aumentar el volumen del palmarés del surfista de Florida con todas las pruebas individuales, dentro y fuera del circuito, que ha ganado Kelly Slater.
Y no solo por sus hazañas deportivas, que no son pocas, se ha hecho conocido y reputado este surfista. También por su relación con la música, su aparición en las revistas del corazón y sus cameos en televisión. Sin ir más lejos, llegó a participar hasta en diez episodios de Los Vigilantes de la Playa y, ahí, nació un largo romance con Pamela Anderson que le llevó a las portadas de las revistas. Luego siguió con el mundo del cine, y tuvo una relación con Cameron Díaz. También se le relacionó con Gisele Bündchen y con Bar Rafaeli, a quienes también se relacionó, por cierto, con Leonardo di Caprio. La revista GQ le incluyó en la lista de los 25 deportistas más "cool" de la historia y, hace más bien poco, este fanático del golf que tiene unos ingresos millonarios gracias, en parte, a sus contratos publicitarios, lo intentó en el mundo de la moda diseñando su propia línea de ropa deportiva.
Desde hace tiempo es reconocida por ambos su amistad con Eddie Vedder, cantante de Pearl Jam y, a su vez, aficionado al surf y el baloncesto. Incluso, hace ya cinco años, se le pudo ver sobre un escenario en San Diego cantando a coro con Vedder el "Rockin' in the Free World". Y no es su única incursión en el mundo de la música, porque acompañó a Shirley Mason en un vídeo promocional de su banda, Garbage, y también cantó a coro en directo con Ben Harper. Pero su mayor atrevimiento dentro del mundo de la música, fue el disco que en 1998 publicó junto con otros colegas surfistas, en concreto el surfista de Encinitas, Rob Machado y Peter King. Se hacían llamar The Surfers y el resultado fue éste:

viernes, 4 de noviembre de 2011

Will Artino

Con la entrevista que nos concedió Casey Harriman cerramos una época, pero prometí que, aunque con menos asiduidad, seguiríamos con atención las noticias que incumbieran a la universidad de Creighton y su equipo de baloncesto.
Faltan tan solo unos días para que la temporada comience, y, con tanto lockout, la temporada de baloncesto universitario parece acaparar la atención de los aficionados americanos al baloncesto.
He elegido a Will Artino para encabezar esta entrada porque él es uno de los nuevos jugadores que han rejuvenecido la plantilla del entrenador McDermott. Ya sabéis que si antes hablaba de Harriman era porque Casey nació y creció en Ida Grove, Iowa, y yo fui su vecino mientras él era una estrella en el instituto. A Will Artino no le conocí pero nació y creció en Waukee, un suburbio de Des Moines, la capital de Iowa, donde viví una anecdótica experiencia en mi época americana. Pero solo quiero resumirlo de manera muy rápida: me hicieron manejar una bicicleta tumbada, parecida a una moto harley, y me fui a dar una vuelta por un barrio que me recordaba al laberinto utópico en el que vivía Jim Carrey cuando Ed Harris manejaba su vida. Como era de esperar, me perdí: todas las calles eran iguales y las casas muy parecidas. Desesperado, encontré un ultramarinos, me compré un par de coca-colas y una chocolatina y me senté fuera a esperar que alguien viniera a recogerme. Cuando ya se echaba la noche encima, paró un monovolumen junto a mi bicicleta, se abrió la puerta corredera, y apareció Lisa con cara de resignación y diciendo que no con la cabeza. Así que, por eso, y solo por eso, cada vez que esta temporada os haga un resumen de cómo va la campaña para los arrendajos azules, encabezará la entrada Will Artino, un joven pivot de 2'10 que ha hecho una buena pretemporada.
Y es que los de Creighton se marcharon a Bahamas para empezar a rodar el equipo. El entrenador McDermott diseñó una pretemporada con cuatro partidos en Nassau. Se ganaron los cuatro y ninguno por menos de diez puntos. Empezaron ganando a una selección de jugadores de las Bahamas por más de veinte puntos (106-82), siguieron ganando por 12 puntos a los Commonwealth Giants (94-82) y por 23 puntos a los Mailboat Cybots (91-68) y cerraron la experiencia con una paliza de récord ante los Real Deal Shockers, 104 a 53. Aún queda una última cita de pretemporada y a mediados de este mes recién estrenado comenzará la liga.
El equipo mantiene el potencial del año pasado: Antoine Young, Gregory Echenique, Josh Jones, Ethan Wragge, Jahenns Manigat y, sobre todo, Doug McDermott, uno de los mejores jugadores de la conferencia el año pasado. Junto a ellos, algunos novatos han despuntado en las Bahamas y hacen que crezca las esperanzas de la afición, especialmente, el escolta Avery Dingman y los interiores Geoffrey Goselle y Will Artino, nuestro protagonista. Otros como Grant Gibbs, Derek Sebastian, Matthew Dorwart o el tejano Nevin Johnson también han jugado buenos partidos. El resumen dice que todos los expertos apuntan a que Creighton puede hacer una gran temporada y muchos le señalan como el principal favorito para alcanzar la victoria en la Missouri Valley Conference y, por ende, su clasificación para la fase final de la NCAA.
Las bajas de algunos jugadores se notarán, especialmente, y por distintas razones, las de Casey Harriman y las de Kenny Lawson Jr., quien, por cierto, tras el regreso de Trevor Booker a su equipo no sé muy bien si conseguirá una extensión de su contrato con el Bnei Hasharon, a pesar de que su rendimiento ha sido muy positivo y aún se mantiene entre los diez mejores reboteadores de la temporada. Sin embargo, parece que el joven Doug McDermott mantendrá su nivel y, bien acompañado, puede liderar al equipo que dirije su padre hasta los play-offs por el título.
Ya os iré contando, aunque con menos asiduidad, como les va a los arrendajos que, además, estrenan nuevo campo sin moverse del viejo y es que la empresa de telecomunicaciones CenturyLink ha pagado una millonada para hacerse con el patrocinio del centro de exhibiciones principal de Omaha y, por eso, ya no se llama Qwest, si no CenturyLink Center y, en lugar de su colorido azul, pasará a utilizar el verde eléctrico.
Lo dicho, sabremos más, pero, por ahora, eso es lo que sabemos.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Mehdi Sohrabi


Yo le he leído en la página web biciciclismo.com y si pincháis sobre el nombre, os lleva al artículo, pero parece que, realmente, este artículo de Perico Delgado lo ha publicado primero en su propia página web. Delgado viene a resumir algo que yo deslicé ligeramente en una entrada reciente. Yo tampoco comparto, y apenas entiendo, los criterios deportivos, que los económicos me los imagino, de la UCI para decidir sus planteamientos organizativos.
Y el ejemplo más ilustrativo ha sido el de este ciclista iraní que ha vuelto loco a medio pelotón con su fichaje. Ha sido como un ágil alfil estratégico apunto de hacer jaque mate. Le querían los franceses, le quería Matxin, y, al final, se lo llevaron los del Lotto-Ridley y solo con los puntos que le adjudicó la UCI a sus logros deportivos en la temporada ya terminada, los belgas consiguieron su acceso a la tan deseada World Tour.
Y Sohrabi no tiene culpa ninguna. Él se ha dedicado a correr y ha ganado, a sus 31 años, el UCI Asian Tour con un bagaje de catorce victorias. Ha ganado tres clasificaciones generales, la Vuelta a Azerbayán, el Kerman Tour y la Jelajah Malaysia. En la primera, también ganó una etapa. En el segundo, se llevó, así, sin respirar y de seguido, las cinco primeras etapas. En la tercera prueba, se llevó otras dos etapas. Además, ha ganado etapas en el Tour de Taiwán, la International Presidency Tour y el Tour del Lago Qinghai. Ha ganado tanto o más que Mark Cavendish y Sohrabi debe estar orgulloso y merecía una oportunidad para competir en una categoría distinta, donde pudiera poner su talento en juego.
Lo que queda sobredimensionado es su valor porcentual y matemático en las decisiones organizativas de la UCI que ha convertido valores intangibles en grasas artificiales para fomentar el uso saludable de racionalidades que están creando desigualdades y debilidades varias. En este blog, a menudo, le hemos dado voz a pruebas ciclistas que se alejan de los focos mediáticos porque siempre hemos creído en la variedad, el interés y la belleza de esas pruebas. También el bloguero considera que la globalización es una oportunidad positiva y que la diversidad tanto cultural como ciclística es de interés e interesante, para sonar redundante y contundente. Pero hay algo que falla cuando las razones las marca el mercado y las auditorías, cuando solo quedan reyes y reinas en el tablero y los alfiles ya no cuentan y los peones quedan fuera del pelotón.
Parte de eso dice Perico Delgado en su artículo, pero nada de eso le debe importar a Mehdi Sohrabi que se ha dedicado a lo suyo...

Mikel Rico




El río baja revuelto últimamente y ando espeso. No me entero de cuándo empiezan y cuándo terminan las cosas. Así que no me enteré de cuándo terminó la última jornada de liga, que, por cierto, terminó como siempre, en lunes, y con un derby, pero uno que soy yo y escribo esto, ni me enteré. El derby fue el Sevilla-Granada y ayer supe que ganaron los últimos con un gol en el minuto 89 y tras remontar el primer gol, que lo marcó Manu del Moral para los sevillanos.

El caso es que el gol lo marcó Mikel Rico.

Y para cuando yo me he enterado, ya le llamaban el héroe del Granada.

Y me he alegrado un montón. No por la derrota del Sevilla, ni tan siquiera por la victoria del Granada, que ya tiene uno bastante con tener sus propias pasiones, pero sí que me he alegrado porque le vayan bien las cosas al centrocampista de Basauri.

A sus 27 años, y tras mucho currárselo, ha llegado bien alto, a que le llamen héroe, aunque sea local (quizás todos los héroes son locales). Un tío que ha pasado por todas las categorías. Empezó en Tercera con el Baskonia, emigró a Cuenca para subir un peldaño de categoría, se marchó a Andalucía, pero no a Granada, si no a Almería, para jugar en el Poli Ejido, después volvió al norte, al Huesca, donde destacó en el ascenso a la categoría de plata y acabó por fichar por el Granada, con el que también ascendió, pero esta vez a Primera división. Un tío que se ha pasado toda su vida fuera de casa, buscándose el pan con trabajo en el centro del campo, brega y entrega, que no solo eso. Me alegro por él. Quizás me alegre porque es de aquí, a la vuelta de casa, pero si fuera de Murcia, su ejemplo también me parecería reseñable.

Y poco más. Prometo enterarme antes la próxima vez y que le vaya bien a todo el mundo que es algo imposible, pero yo ya tengo bastante con mis propias pasiones...