viernes, 18 de septiembre de 2020

Tom Leezer




Que sí, que se está terminando el Tour. Mira que no hay ahí para hablar, pero ¿por qué íbamos a hacerlo?, si tenemos poco que añadir. Nuestra opinión, poco más. Y eso está sobrevalorado últimamente. Así que, en lugar de hacerlo de la actualidad, vamos a hablar del pasado, aunque uniéndolo con lo que pasa ahora. 

 

Y es que, si nada se tuerce, el Tour de Francia lo va a ganar Primoz Roglic. O, más bien, el Jumbo-Visma, el equipo de un Merijn Zeeman que, para su desgracia, ha ocupado hoy mismo el porcentaje de publicidad que hubiera rechazado de saber que la razón para conseguirlo fuera la que ha sido: que le han expulsado del Tour por propasarse, al menos verbalmente, que no he querido leer los detalles, con un juez o técnico de la organización que reclamaba investigar la bicicleta del que va a salir campeón, mañana, en La Planche des Belles Filles (qué nombre más curioso e intrigante). Al menos, eso le consolará. Eso, y el absoluto dominio de su equipo, al más puro estilo Sky-INEOS, controlando la carrera, imponiendo un ritmo frenético, aniquilando incluso los intentos de ataque de sus rivales y terminando las partes empinadas con exhibiciones de equipo. No será solo el Tour de Francia de Primoz Roglic. Lo será también de Sepp Kuss y Wout Van Aert, sobre todo, y, en general, del resto del equipo: George Bennett, Amund Grondahl Jansen, Tony Martin, Tom Dumoulin y Robert Gesink. Gesink y Tom Dumoulin son holandeses, ya lo sabemos, y la prueba visible de la gruesa línea, en este caso genealógica, que une a este equipo de colores gualdinegros con aquel que usaba los de la bandera española a pesar de ser neerlandés y, sobre todo, con el azul y naranja de un equipo histórico, el Rabobank. Un equipo con más de 35 años de historia que ha pasado por muchos cambios nominales pero que siempre ha estado a la cabeza del ciclismo en los Países Bajos. 

 

La historia cuenta que el equipo fue cosa del campeón del mundo en 1979 Jan Raas, quien, a la postre, se convertiría no solo en el fundador del mismo, como quien dice, si no en su posterior director, dirigiendo el crecimiento de un equipo que nació, en 1984, cuando el equipo en el que corría Raas, el TI-Raleigh, se partió en dos, por, al parecer, disputas entre el corredor estrella, el propio Raas, y el director principal, Peter Post. Algunos se fueron con Post al Panasonic. Otros, siguieron a Jan Raas en el recién formado Kwantum-Decosol, de maillot blanco con los esponsors sobredimensionados en una gruesa franja que combinaba los colores rojo y amarillo. Entre los primeros directores de aquel nuevo equipo, por cierto, se encontraba el belga Walter Godefroot, corredor de éxito (etapas en Tour, Giro y Vuelta, campeón de Bélgica, 2 Tour de Flandes y una Lieja-Bastón-Lieja y 1 París-Roubaix) que luego se convertiría en director del Telekom de los Bjarne Riis, Jan Ulrich, Andreas Klöden y Erik Zabel. Raas se retiraría pronto y pasaría a dirigir el equipo, un equipo donde se encontraban corredores que darían muchos éxitos al equipo como Adrie Van der Poel, Jelle Nijdam, Ludo Peeters o el histórico Joop Zoetemelk, ganador de una Vuelta a España y de un Tour de Francia, donde también fue segundo hasta en seis ocasiones, y el campeón del Mundo más veterano de la historia con 38 años y cuatro meses más que Alejandro Valverde. Pronto, pasarían a ser conocidos, por motivos de esponsorización, como Superconfex-Yoko, otro nombre curioso donde los haya, destacando corredores como Edwig Van Hooydonck, Frans Maassen, el alemán Rolf Golz o un Jean Paul Van Poppel que se hartaría a ganar pero duraría poco. Después se llamarían Buckler, aún con Jan Raas de director, y destacando corredores como Eric Vanderaerden, Steven Rooks, quien también se iría a las primeras de cambio, o el debut de un corredor importante en el futuro, Erik Dekker. Pasarían a llamarse WordPerfect y Novell, y entre jóvenes como Michael Boogerd y Leon Van Bon y corredores más rodados como Viatcheslav Ekimov y Djamolidine Abdoujaparov seguirían cosechando éxitos. Fue en 1996 cuando Rabobank pasaría a convertirse en patrocinador principal, y símbolo de la época dorada del equipo, la que va de 1996 a 2012, antes de que el banco decidiera retirarse por no ver ensuciado su nombre con los problemas de dopaje que sacudieron el año 2013. A partir de ahí, comenzaría un baile de nombres que termina en el Jumbo-Visma actual. Antes fueron Blanco (2013), Belkin (2013 y 2014) y LottoNL-Jumbo (2015-2018). En los años de Rabobank (1996-2012), esta larga historia llegaría a sus grandes éxitos, con dos victorias finales en grandes vueltas, la Vuelta de 2007 y el Giro de 2009, ambas conseguidas por el ruso Denis Menchov, además de dos triunfos en la Copa del Mundo como mejor equipo de la temporada (en 1999 y 2001). Solo lo que están consiguiendo ahora, con la Vuelta 2019 de Primoz Roglic y su posible Tour de Francia este domingo, conseguiría igualar e incluso superar lo que se consiguió en aquella época dorada del Rabobank. Una época en la que además de los corredores mencionados arriba, los Denis Menchov, Erik Dekker, Michael Boogerd o Leon Van Bon que vestirían de azul y naranja, también lo harían corredores, en una buena mezcla de talento nacional e internacional, como Óscar Freire, Johan Bruyneel, Erik Breukink, Robbie McEwen, Patrick Jonker, Peter Luttenberger, Max Van Heeswijk, Beat Zberg, Marc Wauters, Matthew Hayman, Steven de Jongh, Levi Leipheimer, Tejay Van Garderen, Michael Matthews, Robert Hunter, Pedro Horrillo, Michael Rasmussen, Mauricio Ardila Cano, Juan Antonio Flecha, Laurens ten Dam, Juan Manuel Gárate, Luis León Sánchez, Mark Renshaw, Carlos Barredo, Matti Breschel, Nick Nuyens, Bram Tankink, Graeme Brown, Maarten den Bakker…

 

Pero bueno, por enredar aún más nuestro estilo naturalmente rebuscado para encontrar temas, no era en realidad del Rabobank, y mira que lo hemos hecho, de quienes queríamos hablar, sino del equipo de desarrollo que fundaron en 2002, uno de los primeros que hubo, que luego se multiplicaron, y que últimamente han vuelto a recuperar los equipos World Tour, incluyendo al Team Jumbo-Visma. El Jumbo-Visma Development Team que dirige el alemán Robert Wagner, disputa ahora la categoría continental y cuenta con una plantilla de trece corredores, nueve holandeses, dos alemanes, un neozelandés y un irlandés, y donde ya han podido destacar corredores como Gijs Leemreize (1999) y Olav Kooij (2001) que, el año que viene, al parecer, subirán de categoría y correrán con el primer equipo, por decirlo de alguna manera. 

 

Antes de todo esta nueva estructura de formación, hubo otra, entre 2002 y 2016, que alimentó al equipo holandés y al pelotón internacional con un montón de corredores prometedores que acabaron, en algunos casos, por cumplir lo que prometían. Los resultados de aquel equipo de desarrollo del Rabobank aún son visibles en el pelotón internacional, igual que aún se puede ver la labor de promoción del ciclismo vasco que se llevó a cabo aprovechando la existencia del Euskaltel-Euskadi, con corredores como Ion Izagirre, Gorka Izagirre, Mikel Landa, Mikel Nieve, Peio Bilbao o Romain Sicard destacando en el ciclismo de hoy a pesar de la desaparición de aquel proyecto de élite (que no del equipo). Lo mismo pasa en Holanda con el Rabobank y su equipo de desarrollo. La labor y los frutos de aquel equipo aún son visibles en el pelotón, a pesar de haber terminado con su trabajo hace un lustro. 

 

Alguno de esos corredores que salieron de la cantera del Rabobank, están ahora en su sucesor, el Team Jumbo-Visma. Gente como Antwan Tolhoek (1994), Steven Kruijswijk (1987), Robert Gesink (1986), Jos Van Emden (1985), Tom Dumoulin (1990), Lennard Hofstede (1994), Mike Teunissen (1992) y Timo Roosen (1993), hoy en el equipo de Primoz Roglic, comenzaron su formación en aquel equipo de desarrollo del Rabobank. El año que viene, al parecer, se sumará a todos ellos uno más, ya que otro canterano del Rabobank, Sam Oomen (1995), parece que cambiará el Sunweb por el Jumbo. De hecho, en el Jumbo-Visma también está Bert-Jan Lindemann (1989), quien igualmente correría el equipo de cantera del Rabobank, pero lo hizo ya algo más talludito, y habiendo sido profesional antes con equipos como el Vacansoleil. No son los únicos corredores de aquella estructura que aún permanecen en equipos World Tour: en el Trek están Koen de Kort (1982), Pieter Weening (1981) y Bauke Mollema (1986); el australiano Rory Sutherland (1982) y Rick Zabel (1993) en el Israel; Serge Pauwels (1983) en CCC; Ramon Sinkeldam (1989) en el FDJ-Groupama; Tejay Van Garderen (1988) y Moreno Hofland (1991) en el Education First; Rohan Dennis (1991) y Dylan Van Baarle (1992) en el Team INEOS; Martijn Tusveld (1993), Joeris Niewenhuis (1996) y Cees Bol (1995) en el Team Sunweb, donde también estaba y está Wilco Kelderman (1991), pero parece que la temporada que viene correrá para el BORA-Hansgrohe. Un escalón por debajo, en la categoría UCI ProTour, podríamos encontrar a los dos hermanos Van Poppel, Boy Van Poppel (1988) y Danny Van Poppel (1993), que corren juntos en el Circus-Wanty, donde hay otro canterano más del Rabobank, Wesley Kreder (1990); en Francia, en el Vital Concept, está Tom-Jelte Slagter (1989); en Dinamarca, en el Riwal, encontramos hasta tres más:  Martijn Budding (1995), Piotr Havik (1994) y Nick Van der Lijke (1991); por último, en el Burgos corre Jetse Bol (1989) y en el Alpecin-Fenix belga está el holandés Oscar Riesebeek (1992). Finalmente, también en la última categoría del ciclismo profesional, encontramos algunos ejemplos como Jesper Asselman (1990), que corre en el Metec-TKH holandés; Coen Vermeltfoort (1988), al que encontramos también en Holanda, corriendo en el VokerWessels-Merckx; Michaël Van Staeyen (1988) está en el Tarteletto-Isorex belga; Jasper Bovenhuis (1991) está en el Vlasman Cycling Team que dirige Ton Welling; en el A Bloc CT de Paul Tabak está Ivar Slik (1993); y, finalmente, en China, en el SSOIS Miogee Cycling Team corren Jeroen Meijers (1993) y André Looij (1995), donde son compañeros, entre otros, del español Edgar Nohales y del uruguayo, ex del Caja Rural, Fabricio Ferrari. 

 

En resumen, si ahora mismo Rabobank decidiera volver al ciclismo y recuperar a todos sus corredores de cantera, podría formar un ocho para las grandes vueltas que no tendría que envidiarle mucho a otros equipos del actual UCI World Tour. La selección es mía, e igual no es la más apropiada, pero da una idea de la calidad de aquella cantera, incluso hoy en la actualidad: Tom Dumoulin, Bauke Mollema, Rohan Dennis, Dylan Van Baarle, Cees Bol, Sam Oomen, Steven Kruijswijk y Antwan Tolhoek, quedándose fuera gente como Robert Gesink, Rick Zabel, Serge Pauwels, Tejay Van Garderen o Jos Van Emden. 

 

Si con esto no fuera suficiente para reconocer la labor de formación que se hizo en aquellos años, añado una nueva lista. En esta ocasión, estos corredores ya no están en activo, pero todos ellos pasaron por la cantera del Rabobank y corrieron en aquel Development Team: Hans Dekkers, Michiel Eljizen, Ryder Hesjedal (ganador del Giro en 2012), Joost Posthuma, Laurens ten Dam, Thomas Dekker, Bernhard Kohl, Jukka Vastaranta, Lars Boom, Stef Clement, Marc de Maar, Mathieu Heijboer, Kai Reus, Tom Stamsnjider, Dmitry Kozontchuk, Tom Veelers, William Walker, Huub Duyn, Rick Flens, Martijn Maaskant, Rob Ruijgh, Dennis Van Winden, Martijn Keizer, Michel Kreder, Klaas Lodewyck, Theo Bos, Brian Bulgaç, Barry Markus, Marc Goos, Marco Minnaard, Kevin de Weert o un Daan Olivier que se retiró dos veces, una vez para estudiar y otra porque las lesiones no le dejaron aprovechar su vuelta. El último de esta lista sería un Tom Leezer (1985) que, en realidad, aún debería seguir en la anterior, la de los activos, porque el actual corredor del Team Jumbo-Visma sigue pedaleando, aunque ha anunciado su retirada para la temporada que viene a sus 35 años y tras toda una carrera, desde 2005, en la misma estructura. Se retira con muy pocas victorias, la última data de 2013, cuando ganó una etapa en el Tour de Langkawi, pero ha llegado a correr dos Vueltas, cuatro Tours y dos Giros, siempre haciendo labor de equipo. Por ser el último en anunciarlo, que quién sabe si habrá más antes de que termine la temporada, a él le vamos a dedicar el título de esta entrada. 

 

Antes de terminar, también se puede recordar que, en este equipo satélite que la estructura del Rabobank comenzó en 2002, también se promocionaron otras especialidades, con tal éxito, sobre todo en el ciclocross, que en 2010 decidieron doblar el esfuerzo y crear el Rabobank-Giant OffRoad Team, que recogiera y trabajara con más atención esta parcela. Así, por este equipo, pasaron corredores como Richard Groenendaal, Sven Nys, Bart Aernouts, Sven Vanthourenhout o Lars Van der Haar. Entre los cinco, acumulan, por ejemplo, 17 medallas en el Campeonato del Mundo de ciclocross. El holandés Groenendaal fue campeón del Mundo de ciclocross en 2000 y subcampeón en 1994 y 1995, antes, había sido campeón del Mundo junior en 1989; su compatriota Lars Van der Haar también lució de joven, siendo campeón del Mundo de ciclocross en categoría su23 en 2011 y 2012, pero nunca lo llegó a ser en categoría absoluta, como si lo fue Groenendaal, aunque llegó a ser una vez segundo, en 2016, y dos veces tercero, en 2013 y 2015. Los otros tres son belgas. Probablemente, Bart Aernouts sea el menos laureado de todos ellos, pero también tiene un hueco en este palmarés, ya que, en 2000, llegó a ser campeón del Mundo junior. Su compatriota Sven Vanthourehout lo fue en sub23, en el año 2001, y había sido subcampeón en categoría junior en 1999. No consiguió los mismos resultados en la categoría mayor, pero llegó a obtener dos medallas de bronce, en 2004 y 2005. El que mejores resultados consiguió, sin duda, fue Sven Nys, el Canibal de Baal (De Kannibaal van Baal), uno de los mejores corredores de ciclocross de principios del siglo XXI, y quien, por cierto, ha encontrado un sucesor en su familia, ya que su hijo, Thibau Nys, es el actual campeón del Mundo junior. Nys senior fue campeón del mundo sub23 en 1997 y 1998 y absoluto en 2005 y 2013. No fueron sus únicas medallas, ya que llegó a ser subcampeón en 2011 y 2014, y tercero en 2002, 2004, 2008, 2009 y 2010. Ninguno consiguió grandes éxitos en ruta, Nys, actualmente director en el Telenet-Fidea Lions, ganó el trofeo Jong Maar Moedig (también lo han ganado gente como Tom Boonen, Thomas de Gendt o Tim Declerq) y Lars Van der Haar ganó una etapa en la Oerösterreichrundfahrt de 2014, una carrera austriaca que han ganado corredores como Leopold König, Patrick Konrad o Gregor Mühlberger. Poco bagaje si tenemos en cuenta el impacto que tienen hoy en la ruta ciclocrossistas como Zdenek Stybar, Mathieu Van der Poel y Wout Van Aert. 


Posdata: Sí, no voy a cambiar ni una coma. El error está ahí y lo dejo bien claro para que se vea. Tampoco va a pasar nada, que esto lo escribe quien lo escribe y lo leéis cuatro gatos, a los que respeto y les agradezco su fidelidad, pero pocos sois y sabéis de qué va esto. Es lo que pasa por escribir como escribo. Me dejé llevar por la opinión generalizada y di, como muchos, la victoria de Roglic por segura, lo veis claramente ahí arriba. No lo voy a esconder. Lo que pasó luego fue historia del ciclismo ya. Y contento de haber visto el espectáculo en directo. El resto da un poco igual, aunque, si algún seguidor incondicional de Tadej Pogaçar se dio por ofendido, lo siento. 



domingo, 6 de septiembre de 2020

Thomas Pidcock

Imagen tomada del buscador de imágenes de google aunque según rezaba ahí, proviene de
la web Revista Mundo Ciclistico. Se ve a Pidcock entrando vencedor en Aprica.

 


Lo llaman Baby Giro, Girobio, Giro Sub 23 u, oficialmente, Giro Ciclistico d'Italia. Acaba de terminar y se ha disputado en estos días, al mismo tiempo que se disputaba, y se sigue disputando, el Tour de Francia. Dejó de disputarse entre 2013 y 2016, pero ya son cuatro ediciones consecutivas desde ese parón, y esta edición del Giro para jóvenes valores se ha convertido en un termómetro de talento para futuros corredores que puedan dominar el pelotón profesional en los próximos años.  

Siempre fue esta competición un buen vivero de futuros ganadores. Solo con mirar el palmarés histórico, nos encontramos con varios corredores que después triunfarían en las versiones mayores de las competiciones de tres semanas: Francesco Moser (1 Giro), Giovanni Battaglin (1 Giro y 1 Vuelta), Marco Pantani (1 Giro y 1 Tour), Gilberto Simoni (2 Giros) o Danilo Di Luca (1 Giro). Y entre los que no ganaron pero estuvieron en el pódium, encontraríamos más: Fabio Aru (1 Vuelta), Ivan Gotti (2 Giros) o Gianni Bugno (1 Giro).

Todos los mencionados son italianos. Y es que, de las 43 ediciones disputadas, 26 triunfos finales han correspondido a corredores del país. Sin embargo, una mirada más profunda deja ver un toque internacional. Rusia ha ganado nueve ediciones, por ejemplo, si contemplamos las siete victorias de corredores bajo la bandera de la Union Soviética. Eso sí, entre ellos había corredores como Andrei Teteriuk, kazajo, y Piotr Ugrumov, letón. Dainius Kairelis lo ganó después, pero ya bajo la nacionalidad lituana. Pavel Sivakov y Aleksander Vlasov fueron los dos últimos corredores rusos en alzarse con la victoria. Tres colombianos se han llevado el triunfo final, todos en el siglo XXI, pero ya otros como Gonzalo Marín, Norberto Cáceres o Carlos Julio Siachoque quedaron entre los tres primeros en los años 70 y 80 del siglo pasado. En las ediciones de 2017 y 2018, de los seis puestos de honor entre los tres mejores, tres australianos se repartieron su porción, aunque ninguno ganó: Jai Hindley, Robert Stannard y Lucas Hamilton. Joseph Dombrowski le dio hace unos años el primer triunfo a Estados Unidos.

El último italiano que ganó esta carrera fue Mattia Cattaneo en 2011. Antes que él lo ganaron otros corredores con peso en el pelotón como Francesco Casagrande, Leonardo Piepoli, Wladimir Belli o Dario Cataldo. El año pasado, tres colombianos coparon el pódium final, todos ellos profesionales hoy en día: Andrés Camilo Ardila (UAE Team Emirates), Einer Rubio (Movistar) y Juan Diego Alba (Movistar). 

Este año, Thomas Pidcock se ha convertido en el primer británico en triunfar en esta disputada y meritoria prueba. Lo ha hecho por delante del primer belga en pisar el pódium, Henri Vandenabeele. El tercer puesto ha sido para un corredor italiano, Kevin Colleoni. Pidcock, Vandenabeele y Colleoni se suman a la lista de corredores jóvenes que han destacado en las últimas ediciones y que aspiran a protagonizar el ciclismo profesional del futuro: los colombianos mencionados y otros como Lucas Hamilton, Pavel Sivakov, Joao Almeida, Aleksander Vlasov... Y solo nos fijamos en los que han acabado entre los tres mejores de la clasificación final. 

Thomas Pidcock, nacido en Leeds en 1999, ya era un nombre de futuro que sonaba entre los aficionados al ciclismo. Al fin y al cabo, ya había ganado la París-Roubaix en sub23 y en categoría junior, había sido Campeón Mundial junior contra el reloj y sub23 de ciclocross, además de haber estrenado ya su palmarés profesional con victorias, incluida la general, en el Tour de Alsacia, una prueba 2.2. en el circuito europeo de la UCI que, entre otros, han ganado corredores como Thibaut Pinot, Wilco Kelderman, Maximilian Schachmann, Geoffrey Bouchard o el mismo Lucas Hamilton. 

Pidcock ha corrido el Giro sub23 con Trinity Racing Team,  equipo de ciclocross que dirige el belga Kurt Bogaerts y el irlandés Andrew McQuaid, formado para acoger el renovado talento del país en esta especialidad. Pero antes corrió en profesionales con el Team Wiggins de Bradley Wiggins, de donde han salido gente como Mark Donovan (Team Sunweb) o Gabriel Cullaigh (Movistar). Su victoria ha sido contundente. La web Zikloland lo resumía explícitamente: "es el justo vencedor del Giro de Italia sub-23. No ha tenido rival". Ya había ganado dos etapas antes y no soltaba el maillot de líder desde la cuarta, pero cimentó su victoria final en una última etapa muy exigente que terminó en Aprica y que incluía la subida al Mortirolo. En esa última etapa perdió el pódium otro talento italiano como Giovanni Alleotti y lo ganó el belga Henri Vandenabeele. 

El ciclismo vasco nunca se ha asomado mucho por esta competición. El mayor éxito fue el pódium de Joseba Albizu (2º) en 2002. Este año, ha destacado Jokin Murgialday, 8º en la clasificación final. El joven talento del Caja Rural es hijo de Javier Murguialday, un gregario alavés de lujo que tuvo su momento de gloria en Pau, al triunfar en una etapa del Tour de Francia por delante de un joven Richard Virenque. Seguro que su hijo aspira a emularle algún día. Por delante de Murguialday en la clasificación final del Giro sub23 quedó Alejandro Ropero (7º), del Kometa, quien también ganó una etapa y fue líder. El resto de los triunfos parciales, además de los tres que acaparó Pidcock, se los llevaron los italianos Jonathan Mian y Luca Colnaghi, este en dos ocasiones, además de la etapa que consiguió el belga Jordi Meeus.

En una reciente retransmisión del actual Tour de Francia, Félix García Casas, ex corredor profesional y actualmente en el organigrama del equipo Kometa de Alberto Contador e Iban Basso, invitado al programa para comentar la carrera, explicaba cómo ha habido un cambio de tendencia y los equipos UCI World Tour cada vez buscan el talento más joven. Hemos pasado de casos como el de Tony Rominger, que debutó como profesional con 25 años, al de Remco Evenepoel, profesional sin cumplir los 20 y ya rindiendo y ganando. Tadej Pogaçar, Egan Bernal... La juventud manda. Los watios y los datos mandan. Al mismo tiempo que el Giro sub23 y el Tour de Francia, se disputaban más pruebas. En la Settimana Coppi e Bartali, prestigiosa prueba italiana, por ejemplo, un joven talento del equipo de cantera del Jumbo, Olav Kooij, nacido en 2001, sorprendió a propios y extraños al llevarse una de las victorias parciales. Lo hizo por delante de otro joven, Ethan Hayter, nacido en 1998, quien, el año pasado, se llevó dos etapas en la edición del Giro sub23. 

Lo dicho, el pelotón rejuvenece, los equipos buscan cada vez antes el talento y su explotación, y, además, los territorios se diversifican. Si, en los últimos años, Colombia había renacido, parece que otros mercados como el holandés y el belga reclaman ahora su cuota de éxito y, en el futuro, será el británico el que lo exija. Corredores como el ganador final de esta edición del Giro sub23, Thomas Pidcock, y otros como Jake Stewart, Ethan Hayter, Calum Johnston, Thomas Gloag, Gabriel Cullaigh, Mark Donovan, Leo Hayter, Lewis Askey, James Knox, Charles Quarterman, Scott Davies, Ben Tulett o Matthew Holmes aspiran a darle protagonismo a un país que ya lo ha tenido, y mucho, estos últimos años, con los Simon Yates, Chris Froome, Bradley Wiggins, Geraint Thomas y compañía. De hecho, sus triunfos, todos llegados ya en edad madura (Yates ganó su primera grande con 26, Froome con 31, Wiggins con 32 y Thomas con 32) sean probablemente una razón importante para que ahora Gran Bretaña disfrute de esta nueva generación. 

lunes, 27 de julio de 2020

Iván Ramiro Sosa



La competición ya había vuelto. Mientras que Annemiek Van Vleuten se lucía por estas tierras, mucho más lejos, en Rumanía, Gregor Mühlberger vencía en el Sibiu Tour por delante de su compatriota Patrick Konrad y del suizo Matteo Badilatti. El propio Mühlberger se llevó dos victorias parciales y las otras tres fueron para Alemania, dos para Pascal Ackermann y una para Nikodemus Holler. Los datos estadísticos, por cierto, están muy bien registrados en la web procyclingstats.com, donde, además, han implementado una herramienta muy significativa. No sé muy bien qué criterios siguen para valorarlo, pero en el repaso histórico de la prueba, incluyen un gráfico con el valor cualitativo de los participantes en la carrera, y se puede observar como el Sibiu Cycling Tour ha pasado de una valoración de 45 puntos en 2019, cuando ganó Kevin Rivera, a una de 122 en esta edición de 2020, lo que da fe del extraño calendario condensado y la necesidad de carreras con la que se encuentra el pelotón internacional tras las consecuencias de la pandemia provocada por la Covid-19. 

Esta carrera rumana, por cierto, la ganó en 2018 Iván Ramiro Sosa quien, por cierto, es el último ganador, y por partida doble, de la Vuelta a Burgos, donde triunfó de manera consecutiva en 2018 y 2019. Y precisamente por ello volvíamos a escribir de ciclismo aquí, y de ahí que le demos a él el encabezamiento de esta entrada y esa es la razón de que empezáramos la entrada con la frase "la competición ya había vuelto". Y es que es así, ya había vuelto, pero la de Burgos parece, incluso siendo objetivos, la primera gran prueba del calendario, la primera oportunidad de ver a algunas de las estrellas de este deporte en plena competición. En la misma fuente de valoración cualitativa que mencionábamos antes, sin ir más lejos, Burgos recibió una valoración de 317 puntos en 2016, y aunque ha ido bajando en años posteriores, aún en 2019, el criterio de procyclingstats.com le situaba rozando los 180 puntos. Aún no están accesible los datos para 2020, ya que la prueba empieza mañana, pero, sobre el papel, mirando los dorsales que los equipos han anunciado parece que el plantel de competidores va a ser de aúpa. 

Para empezar, la Vuelta a Burgos no es una carrera cualquiera. Situada en estos últimos años en la carrera de preparación hacia la Vuelta, también aprovechaba los restos de la buena forma de aquellos corredores que habían terminado el Tour para proponer una batalla excitante en el paisaje montañoso de la provincia castellana. Desde 1946, se han disputado 40 ediciones, y destaca el alto porcentaje de triunfo nacional, ya que 28 de los 40 ganadores finales (un 70%) han sido españoles. Solo diez corredores extranjeros han ganado esta prueba desde que el suizo Alex Zulle fuera el primero en 1992: Armand de las Cuevas, Laurent Dufaux, Tony Rominger, Laurent Jalabert, Leonardo Piepoli, Mauricio Soler, Rein Taaramae y dos colombianos que han repetido, el ya mencionado Iván Ramiro Sosa y un Nairo Quintana que se llevó las ediciones de 2013 y 2014. Son pocos, cuantitativamente, pero entre esos ganadores hay 7 generales de la Vuelta y 2 del Giro, amén de muchas etapas en las tres grandes y una buena colección de pódiums. Sin embargo, lo que resalta es la calidad de los triunfadores nacionales, ya que se han llevado generales de la Vuelta a Burgos corredores tan importantes en el pelotón estatal como Joaquim Rodríguez, Abraham Olano, Samuel Sánchez, Mikel Landa, Alberto Contador, Alejandro Valverde, Pedro Delgado, Landelino Cubino o Marino Lejarreta, quien, con cuatro triunfos finales, sigue siendo el corredor más laureado en esta carrera. 

Hay otra razón por la que la Vuelta a Burgos es una carrera que siempre ha estado considerada entre las mejores en etapas de una semana (aunque permanezca en el UCI Europe Tour, un escalón por debajo del UCI ProTour) y esta razón es su recorrido. La habitual presencia de las Lagunas de Neila es una buena prueba de toque para los que se prueban para la Vuelta y los que estiran la energía del Tour. La prueba se termina en este puerto de largo (casi 15 km) con rampas del 17% desde 2008 (con excepción de la edición de 2014) y ha tenido un hueco, aunque no fuera para acabarla, en la prueba desde 1985. En su cima, han levantado los brazos corredores como Gianni Bugno, Raúl Alcalá, Michael Rasmussen, Iban Mayo, Juanjo Cobo, Ezequiel Mosquera, Esteban Chaves o Miguel Ángel López, además de muchos, más bien casi todos los mencionados anteriormente y que no hemos querido repetir aquí. Además de este puerto, la orografía propia de la tierra ha permitido siempre contar con otras etapas atractivas que definían, finalmente, el ganador final. 

Por todo ello, ya hemos dicho que el ascendente de la prueba nunca ha sido pequeño, pero este año, y por las razones que mencionábamos al principio, la colección de corredores laureados y bregados que se va a presentar en la línea de salida de la capital es excepcional. A saber, entre los confirmados para comenzar a competir, se encuentran corredores como los tres que pisaron el pódium el año pasado, Iván Sosa (INEOS), Óscar Rodríguez (Astaná) y Richard Carapaz (INEOS), más el ganador de 2017, Mikel Landa (Bahrain), pero, además, entre los muchos candidatos al triunfo final también encontramos a corredores como Alejandro Valverde, Enric Mas y Marc Soler en Movistar, Rafal Malka del Bora-Hansgrohe, Fabio Aru y David De la Cruz en el UAE Team Emirates, Louis Meintjes (NTT), Simon Yates y Esteban Chaves (Mitchelton) o el francés del Groupama David Gaudu. También serán de la partida corredores como el campeón del Mundo Mads Pedersen (Trek-Segafredo), el niño prodigo Remco Evenepoel (Deceuninck), el todoterreno Matteo Trentin (CCC), los escaladores del Team Jumbo Sepp Kuss y George Bennett, el belga del Israel Ben Hermans, los australianos Ben O'Connor (NTT), Jack Haig y Lucas Hamilton (Mitchelton) o el escudero de Mikel Landa, Pello Bilbao (Bahrain). Destaca, además, este año, que hay buenos candidatos en la especialidad de la lucha contrarreloj cuando no hay una etapa para ello (Evenepoel, Alex Dowsett, Lennard Kämna, Filippo Ganna, Patrick Bevin...) y, sobre todo, mucho galgo que obligará a varios equipos a buscar volattas para intentar ganar: Giacomo Nizzolo, Arnaud Demaré, Mark Cavendish, Fernando Gaviria, Matteo Moschetti, Sam Bennett, Max Walscheid...

En cuanto a la perspectiva más humilde y local, destacar que participarán en esta prueba los equipos Caja Rural, Euskaltel-Euskadi (debutará con su nuevo patrocinador), Kometa, Kern Pharma y el equipo que probablemente tenga más ilusión de todo el pelotón por correr en casa, el Burgos-BH. Estos se presentarán con su equipo de gala, destacando dos de sus mejores corredores en la Vuelta a España del año pasado, el cántabro Ángel Madrazo y el holandés Jetse Bol, además de otras dos bazas internacionales como el sudafricano Willem Smit y el colombiano Juan Felipe Osorio. Caja Rural llega con el rápido Jon Aberasturi, que ya consiguió una parcial en esta prueba el año pasado, más el combativo Jonathan Lastra u otro escalador colombiano como Alejandro Osorio. Por parte de los dos equipos continentales, Kern Pharma y Kometa, ganas de dar la sorpresa y comenzar a probar el talento más joven, con corredores como los italianos Alessandro Fancellu o Antonio Puppio en Kometa y Urko Berrade o el colombiano Daniel Méndez por los de Juanjo Oroz, quienes, eso sí, también contarán con corredores más veteranos como Jaime Castrillo y Enrique Sanz. Por último, el Euskaltel-Euskadi regresará con ganas y con un plantel competitivo en el que se incluye gente para la general como Rubén Fernández, velocistas como Juan José Lobato y escaladores como Mikel Bizkarra, además de gente rápida y aventurera como Julen Irizar y Mikel Aristi. No serán los nacionales los únicos equipos humildes con aspiraciones de dar la sorpresa, ya que también serán de la partida los francés del Nippo Delko Provence (Mauro Finetto, Riccardo Minali, Delio Fernández), los rusos del Gazprom-Rusvelo (Sergeii Chernetski, Marco Canola, Simone Velasco) y el Bingoal WB que dirigen los belgas Olivier Kaisen y Christophe Detilloux (Jelle Vanendert, Baptiste Planckaert, Eliot Lietaer). 

Un pelotón con pedigrí que empezará a rodar mañana, empezando en la capital de la provincia y terminando en la misma, pero cuesta arriba, para alcanzar las laderas del Alto del Castillo, de tercera categoría, una rampa urbana donde ganarán, probablemente, hombres rápidos a los que no se les atraganten los porcentajes. La segunda etapa, con salida en Castrojeriz y llegada en Villadiego, será, probablemente, la mejor oportunidad para los hombres rápidos, porque en la tercera, con los 8 kilometros de subida finales a Picón Alto no les dejarán oportunidad de luchar por la victoria, a buen seguro. Será la primera lucha por la general, que tendrá su continuidad en la última etapa, el sábado, con el ya mencionado final en las Lagunas de Neila. Antes, la cuarta etapa, sí que puede ver otro sprint en la meta de Roa de Duero. 

Hace unos días, en una entrevista a Remco Evenepoel le leía resumir la actual situación con sencillez pero contundencia: "Cinco meses sin correr son muchos meses". Esa incertidumbre será, en parte, la que defina una carrera que, sobre el papel, abre el nuevo y socorrido calendario de competición, repleto de cambios de fecha y con grandes ausencias, con un listado de lujo y un recorrido de perfil atractivo. Habrá que aguardar a mañana, mientras hacemos la digestión de la comida, para empezar a responder a las incógnitas. 

lunes, 20 de julio de 2020

Jaroslaw Zyskowski




El mercado de baloncesto, en la ACB, terminada la burbuja que decidió el ganador final de la temporada, está en plena ebullición. Algunos equipos, fuera de la mencionada fase excepcional por el título, tenían ya muy avanzado su trabajo, pero otros están ahora diseñando sus equipos para la próxima temporada. 

El mercado del baloncesto profesional español siempre ha sido diverso, aunque se han visto ciertas tendencias marcadas. Hubo momentos en los que se miró al otro lado del Atlántico y a las raíces europeas de los jugadores nacidos en latinoamericana, y hubo años en los que los Balcanes parecían un caladero eficaz. Muchas veces, las tendencias tienen razonamientos económicos. Otras veces, uno se imagina que el ingenio no conoce de fronteras ni geografías. 

Este año el mercado vuelve a ser diversificado, pero parece observarse una tendencia hacia el mercado europeo menos periférico. Los jugadores, en muchos casos estrenándose en ACB, que llegan desde ligas como la griega, la turca o la francesa son bastantes. Después, se pueden matizar los orígenes, ya que, en muchos casos, lo importado no tiene por qué ser producto original de esos países. Pero, sobre todo, y por eso nos hemos animado a escribir esta entrada, sorprende el trasvase sólido y numeroso que se ha producido este año entre la liga alemana y la española. 

No es nuevo. Y, además, se ha producido en las dos direcciones, aunque sea mayor el porcentaje en la importación que en la exportación. 

Como siempre, nuestros datos son de andar por casa, pero pueden llevarnos a observar que la tendencia es real. También, por supuesto, conviene recordar que el mercado está aún vivo, quedan muchas incorporaciones por hacer, y puede que lo que ahora nos parece claro, en un mes, esté algo más oscuro. Pero, ahora mismo, el patrón desprende una especial inclinación por una liga que nunca ha estado considerada entre las más grandes de Europa pero que siempre ha sido un caladero de nuevos jugadores, una oportunidad de encontrar sorpresas y apuestas en el mercado. Amén de que, por supuesto, con la entrada del Bayern de Munich, la solidez del ALBA Berlín y la competitividad de otros proyectos ha crecido mucho en potencial. 

Veamos. A día de hoy, los equipos ACB han confirmado tres incorporaciones que llegan desde Italia, cinco que llegan desde Grecia, seis que llegan desde Turquía y siete que llegan desde Francia, en un intercambio, el franco-español, que también ha sido bastante habitual últimamente. Pero, a todos ellos, les superan las nueve incorporaciones confirmadas desde Alemania, que podrían ser más (como más podrían llegar, por supuesto, de los otros caladeros mencionados) de confirmarse rumores como los que apuntan al interés del Real Madrid por el norteamericano del Bayern de Munich Greg Monroe o el que habla del posible regreso de Luke Sikma a la ACB para jugar con el actual campeón, el Baskonia. 

Antes de pasar a examinar las incorporaciones llegadas desde Alemania, y por si a alguien le interesa, aunque hay fuentes más fiables y detalladas, le pondremos nombres y apellidos a esos números que hemos mencionado anteriormente. Los tres jugadores que llegan de Italia a la ACB son Amedeo de la Valle, que deja el reformado Olimpia Milano de Ettore Messina para probar en el Gran Canaria, Kassius Robertson, un norteamericano que pasa del Fortitudo Bolonia al Obradoiro y un viejo conocido de la ACB, Siim-Sander Vene, quien jugará en el Fuenlabrada tras haberlo hecho en el Varese. Los cinco que llegan desde Grecia son el fichaje estrella, por ahora, del FC Barcelona, un Nick Calathes que abandona Panathinaikos, su excompañero allí, Jacob Wiley que regresa al Gran Canaria, el ex jugador del Lavrio Malik Dime, que debutará en ACB con el Andorra, Moses Kingsley, quien llega al Bilbao Basket para substituir a Emir Sulejmanovic después de triunfar en el Peristeri y sonar para el AEK de Atenas y Conner Frankamp, un exterior que ha sorprendido en el Rehtymno BC y jugará en el UCAM Murcia, uno de los equipos ACB que más adelantado tiene este trabajo veraniego de construcción; como dijimos antes, por ahora, son seis los jugadores confirmados en ACB con origen en Turquía, y varios de ellos son de copete, ya que Alec Peters, por ejemplo, llega desde el Anadolu Efes al Baskonia para hacer olvidar a Tornike Shengelia, y el Valencia sorprende a Europa incorporando a la plantilla de Joan Ponsarnau a dos jugadores con cartel internacional como Derrick Williams y Nikola Kalinic, ambos en el Fenerbahçe de Zeljko Obradovic hasta la temporada pasada; a estos se unirían el espigado pivot norteamericano Robert Upshaw, que llega desde el Büyükçekmece al Fuenlabrada, el norteamericano John Roberson, que abandona el Galatasaray para jugar en el Estudiantes y el único nacional del lote, el base turco Kartal Ozmizrak que jugará en el Obradoiro tras haberlo hecho en el Darussafaka; por último, de Francia llegan a la ACB siete jugadores. Youssou N'Doye y Yankuba Ouattara llegan al Betis desde el Nanterre y el Monaco respectivamente; al UCAM Murcia arriban Peter Jok, desde el Cholet, y DJ Strawberry, quien vuelve a la ACB tras jugar en el Orleáns; por último, el Fuenlabrada incorpora a Obi Emegano desde el Le Mans, el Baskonia a Tonye Jekiri desde el ASVEL Villerbaunne y el Zaragoza a Rasheed Sulaimon desde el Dijon. 

Como decíamos, es desde Alemania, sin embargo, desde donde llegan más incorporaciones, un total de nueve a día de hoy. Sin embargo, lo más significativo es que ninguno de esos nueve jugadores es alemán, aunque uno posea el pasaporte, y, sin embargo, sí resalta que cinco de ellos sean norteamericanos y que siete de los nueve hayan pasado por la formación universitaria en los Estados Unidos. Parece que Alemania se ha convertido en un buen territorio para probar a los jóvenes que abandonan el baloncesto norteamericano para probar en Europa. Una liga para crecer y tener acceso a otros mercados continentales. De los cinco norteamericanos que llegan a la ACB desde Alemania, solo uno tenía ya experiencia en la liga española. Es Alec Brown, un pívot de 2'16 que empezó su andadura profesional en el Obradoiro para pasar luego por el Breogán y el Estudiantes, al que regresa ahora. A sus 27 años, también cuenta con experiencia europea en Rusia y, por supuesto, en la Alemania de la que regresa ahora. Para los otros cuatro, este será su año de debut en la ACB. Scott Eatherton y Makai Mason, que es precisamente el que tiene pasaporte alemán, lo harán en el BAXI Manresa. El primero llega desde el Braunschweig, es un ala-pívot de 2'03 y 28 años que se formó en los Huskies de Northeastern para pasar luego por Italia y Alemania. Por su parte, Makai Mason, quien se ha perdido la fase final por el título en Alemania, llegó al ALBA Berlín de Aíto García Reneses tras destacar con los Bears de Baylor en su último año universitario. Es un base de 25 años y 1'85 de altura. También desde Berlín llega otro ala-pívot, este de 2'06 y 26 años y con experiencia en la NBA (Atlanta Hawks y Utah Jazz), Tyler Cavanaugh, quien, tras destacar en la NCAA en Wake Forest y George Washington (ganó el NIT de 2016 con estos y fue nombrado MVP) llegó a ALBA Berlín y ahora lo hace al Iberostar Tenerife. El quinto en discordia es una apuesta del Bilbao Basket, equipo que confía en el buen olfato de Rafael Pueyo y contará el año que viene con una de las sorpresas de este año en Alemania, el ala-pívot de 2'06 y 26 años Aaron Jones, quien tras formarse en Old Mississippi tuvo que ir medrando en Europa para buscarse un buen contrato profesional. Así, tras empezar en categorías inferiores en Alemania, pasó por Bulgaria y Finlandia para destacar este año en el sorprendente recién ascendido Crailsheim Merlins, un equipo con el que nadie contaba y que ha disputado la fase final por el título. Además de estos cinco norteamericanos, otros dos jugadores que llegan desde Alemania pasaron por la liga universitaria en los Estados Unidos, pero no son jugadores nacionales. Hablamos de otra incorporación del Valencia, el base Martin Hermannsson, finlandés, sobrino del ex NBA y ex ACB (Valencia, Granada, Unicaja y Zaragoza) Jon Stefansson, que ha destacado este año en el título liguero del ALBA Berlín de Aíto García Reneses. Tiene 25 años y mide 1'90, pero a pesar de su juventud tiene ya mucha experiencia tras haber pasado por Dinamarca y Francia, jugar la NCAA con la universidad de Long Island y debutar en la liga de su país cuando solo tenía 15 años. El otro llega desde Trinidad y Tobago, sonaba también para Valencia, pero llegará al Baskonia tras destacar en el MHP Riesen Ludwigsburg alemán. Es el combo de 24 años y 1'93 Khadeen Carrington, quien comenzó jugando en Seton Hall para pasar luego por Montenegro y Bélgica antes de relucir en Alemania. Las otras dos incorporaciones desde la liga alemana son jugadores con experiencia que han destacado mucho esta temporada. Por un lado, muchas novias fueron las que tentaron al lituano Rokas Giedraitis, una de las claves del título del ALBA Berlín (su primera experiencia fuera de su país), aunque, al final, se llevó el gato al agua el Baskonia de Dusko Ivanovic. El otro es otra nueva apuesta de Rafa Pueyo, quien espera acertar como acertó con la llegada de Axel Bouteille el año pasado a Bilbao Basket. En este caso, el alero que intentará cubrir el juego exterior de los de Álex Mumbrú es un polaco de 28 años y 2'03 de altura, que, en realidad, tal y como aparece en la mayoría de las noticias de prensa, llega desde el Stelmet Zielona Gora de su país, con el que fue MVP de la liga polaca la temporada pasada. Sin embargo, Jaroslaw Zyskowski, que así se llama, terminó el año jugando para otra de las sorpresas de esta temporada en Alemania, el SC Rasta Vechta del español Pedro Calles, con los que, además, hizo un gran torneo final. Le vamos a otorgar titular a él, como es tradición en este blog, por la única razón de que ha sido el último en confirmarse, al menos, en relación con la publicación de esta entrada.  

Y es que, como decíamos antes, aún queda mucho mercado, y puede que las cosas varíen de aquí al comienzo de la próxima temporada. Esta entrada, en el fondo, no deja de ser anecdótica. Para tener mayor sustrato y consecuencia, deberíamos haber establecido la visibilidad del mercado en veranos anteriores, y observar si había modificaciones o confirmaciones. Conociendo, además, los datos económicos de estos traspasos, podríamos convenir si la mirada hacia Alemania se debe a razonamientos de presupuesto o, simplemente, a que la Liga en aquel país ha crecido y con ese crecimiento ha llegado un mayor número de posibilidades individuales. Todo eso, queda aquí en forma de incógnita. Nos quedamos, como siempre, en el primer paso, sobre la superficie. Por cierto, también en Alemania queda mucho mercado, y son muchos, igualmente, los jugadores de ACB que no tienen equipo aún, así que puede que esto cambie en el futuro, pero, a día de hoy, hay confirmado un movimiento en la dirección contraria, uno que, sin duda, habrá sido doloroso en Bilbao, ya que el ALBA Berlín (de donde, por cierto, como hemos podido ver, han llegado nada menos que cuatro jugadores a la ACB), se hizo con los servicios de Ben Lammers, un joven ala-pívot norteamericano de 2'08 que, tras pasar por Georgia Tech, llegó al Bilbao Basket en LEB Oro y tanto ahí como en ACB dejó muestras de tener un futuro brillante. 


martes, 30 de junio de 2020

Roberto Laiseka

Imagen encontrada en el buscador de imágenes de google, origen: Bikezona.com


Fue el 21 o el 22 de julio de 2001, ya ni me acuerdo, pero, en unos días, se cumplirán 19 años de ello. Ahora, el vídeo se puede ver en alguna plataforma. La pandemia y la cuarentena a la que nos abocó le ha dado un carácter más emocional, ya que la tendencia hacia la nostalgia de algunas cadenas de televisión durante la cuarentena recuperó este y algún otro acontecimiento. Además, visto desde las actuales circunstancias, con el ciclismo en standby y el calendario recortado y apelmazado, se echan mucho de menos las cunetas, las cimas, las volatas, los brazos en alto, las retiradas, en definitiva, todo lo que nos traía el ciclismo. En un vídeo que hace unos años grabó para la marca Orbea, el propio Laiseka confesaba que lo recordaba todo con claridad, dónde atacó, dónde lo dio todo, cómo se celebró luego. También hablaba de la táctica, de cómo Julián Gorospe puso al equipo a trabajar y él se preguntaba para qué, si no tenían posibilidades de ganar. Pues se ganó. 


Sí, hablamos, que no le he dicho claramente, del día que Roberto Laiseka, al que ya visteis en la fotografía, levantó los brazos en Luz Ardiden. No fue solo un éxito individual. De alguna manera, fue el clímax del ciclismo vasco moderno, si se me permite exagerar: la confirmación definitiva de un proyecto, el del equipo Euskaltel-Euskadi, desde Txomin Perurena hasta el día de hoy, desde Miguel Madariaga hasta Mikel Landa, que ha marcado el devenir profesional del ciclismo en Euskadi: “Cuando empezó este equipo parecía que sólo iba a durar un “telediario”, y mira, hemos ganado dos etapas en la Vuelta y una en el Tour. Hasta tenemos un autobús. Esto es la leche”, decía el propio Laiseka en prensa momentos después de triunfar en Luz Ardiden. Los titulares eran rotundos: “Laiseka pone nombre a un sueño” o “Laiseka, un héroe en Luz Ardiden: El euskaltel coronó en solitario y entró en la leyenda”. 

Al fin y al cabo, él lo sabía mejor que nadie. Además de un escalador, de un corredor agazapado, de desarrollo tardío, era el icono de todo el desarrollo del proyecto. Él pasó del primer maillot tricolor, verde, rojo y blanco, al naranja que marcaría la progresión del equipo. Él formaba parte de aquel primer equipo de 1994, el de Agustín Sagasti llegando deslomado a Azpeitia. Aquella primera plantilla de los Julián Barcina, Iñigo Cuesta, Javier Murguialday, Juan Carlos González Salvador, Juan Tomás Martínez, Aitor Osa, César Solaun o Pello Ruiz Cabestany que dirigían Txomin Perurena y José Luis Laka. Desde allí hasta 2001, pasaron muchas cosas, tantas o más que las que pasarían luego. 


En aquella edición del Tour de Francia de 2001, Julián Gorospe llevaba un diario de abordo en un periódico, y el día después de la victoria de Laiseka en Luz Ardiden, el titular que lo encabezaba rezaba así: “Somos el relevo de Pantani”. Hacía referencia a que el equipo de Marco Pantani, el Mercatone Uno, como el Liquigas, el Team Coast de Fernando Escartín, Aitor Garmendia y Alex Zulle o el Mercury se habían quedado fuera en el último taco de invitaciones. Sí entró un Euskaltel-Euskadi que debutaba en el Tour, solo dos años después de la victoria de Roberto Laiseka en Abantos en la Vuelta del 99 o cuatro de la llegada de Euskaltel como patrocinador en 1997. Gorospe decía: “Este grupo de hombres ha brindado un gran espectáculo a la afición vasca en todas las llegadas en alto y no se ha arrugado ante las grandes figuras del pelotón”. Gorospe también recordaba su propia victoria en Saint Etienne en 1986 para figurarse lo que sentía Laiseka entonces, quince años después, un corredor al que describía como “un corredor veterano que a los treinta y dos años ha sabido esperar su momento” o “un escalador nato y muy potente”. Y sí que supo esperar: lo decía Gómez Peña en el recuento de la entrevista, cuando hablaba de lo mal que lo pasó el traductor para devolver en otro idioma las palabras de un Laiseka excitado: “No entendía que el de ayer era el día-resumen de una carrera deportiva, que al traducido le desbordaba la felicidad”. Una idea que quedaba claramente resumida en el titular que ilustraba aquella noticia, palabras que pertenecían al propio Laiseka: “Me iría ahora mismo del Tour; ya me puedo retirar tranquilo.” 


Laiseka se retiró seis años más tarde, tras toda una carrera en el mismo equipo y con un racimo seleccionado de triunfos gourmet: tres etapas de la Vuelta, una del Tour y victoria en una cima épica del ciclismo vasco, Arrate en la Bicicleta Vasca. En esa reseña de Julián Gorospe que mencionábamos antes, el por entonces director técnico del equipo dejaba patente la dimensión que tenía esa victoria, la trascendencia que, en general, adquirió toda la experiencia desde que el equipo recibió la invitación para participar en aquella edición del Tour de Francia: “Fue impresionante ver cada puerto plagado de gente animándonos con los maillots naranjas y las ikurriñas”. La crónica de El Correo usaba metáforas como “Mar de ikurriñas” y Dani Egaña en Mundo Deportivo hablaba de “el increíble apoyo recibido por parte de la afición, que ayer volvió a merecer sin duda el calificativo de ser la mejor del mundo”. Gómez Peña en El Correo añadía “Ganó Laiseka, pero fue el triunfo de los aficionados.” El propio Laiseka lo explicaba cuando, en la ya famosa rueda de prensa, le preguntaban si era capaz de distinguir a los aficionados gritando su nombre y contestaba: “Era como un rumor. Eran tantos los que me animaban que no les entendía. Ha sido maravilloso. La leche.” 

 

La etapa en cuestión empezó en Tarbes, capital de Bigorra, y terminaba en Luz Ardiden, a 1.715 metros, coronada con el nivel de cota especial, una cima en una estación deportiva donde el Euskaltel triunfaría de nuevo diez años después de la mano de Samuel Sánchez (2011) y donde antes ganaron Pedro Delgado (1985), Otto Dag Lauritzen (1987), Landelino Cubino (1988), Miguel Indurain (1990) o Richard Virenque (1994). En la de Indurain, estuvo el propio Laiseka como espectador, en la cuneta: “Recuerdo que, creo que en el noventa, estuve aquí con mis amigos, en la curva que hay a 500 metros de la meta. Fue una etapa en la que venía escapado Miguel Ángel Martínez. Luego ganó Miguel Indurain por delante de Lemond y Marino. Me acuerdo bien porque se me derramó un yogurt en la cámara de fotos y se me estropeó la máquina. Me quedé sin hacer ninguna foto”. Después de Laiseka, Luz Ardiden volvería a ser cima y final de etapa en 2003, pero el ganador aparece ahora tachado porque su nombre era Lance Armstrong. Armstrong, de hecho, también fue tachado, pero en la clasificación general final, cuando ganó Laiseka en la estación de esquí de Luz Ardiden. Él lideraba aquel Tour, su foto en el pódium estuvo en las portadas, también lo decía Dani Egaña: “No pasó desapercibido el saludo entre Laiseka y Armstrong en el podio de vencedores. El vizcaíno era consciente de que una pequeña parte de su triunfo se debió a la permisividad del jefe de la carrera”. En la edición de Laiseka, no, pero en la de Lance Armstrong, el que escribe esto ahora sí estuvo en una de las curvas, viendo al norteamericano aparecer de la nada entre la bruma, distinguiendo el sudor esmaltado en el maillot de Haimar Zubeldia, aplaudiendo el caballito de Richard Virenque. Nos sacaron en la portada de un periódico, a mí y a mis compañeros, escribiendo el nombre del propio Laiseka sobre el asfalto caliente de un recodo de la subida. 

 

En el kilómetro 37 de aquel día, en la tercera tachuela de la jornada, once corredores cogieron algo de ventaja: Sven Montgomery, Alexander Vinokourov, Vladimir Belli, Michael Boogerd, Gert Verheyen, Patrice Halgand, Félix Cárdenas, Jean-Cyril Robin, Roberto Heras, Carlos Sastre y Javier Pascual Llorente. La primera gran subida era el Col d’Aspin, sobre el kilómetro 80, y un grupo donde destacaba Bobby Julich pasaba en cabeza, con la carrera hecha trizas. La guerra se hizo aún más intensa veinte kilómetros después, subiendo el Tourmalet, con saltos de Udo Bolts, otra vez Alexander Vinokourov,  Alexander Botcharov, Axel Merckx, o, una vez más, Carlos Sastre y Félix Cárdenas. Finalmente, en cabeza, por la cima del mítico Tourmalet, pasan liderando Sven Montgomery, Vladimir Belli, David Moncoutié y Mario Aerts. Llega el momento de Luz Ardiden. Desde muy lejos, a once kilómetros y medio, Laiseka lanza su ataque. Había sido el último en pasar por la cima del Col d’Aspin, en el Tourmalet, se asomó, por las rampas veía y oía su nombre, y en Luz Ardiden se lanzó al vacío. Primero caza a Didier Rous, después a Sven Montgomery, a David Moncoutié y Mario Aerts, y, finalmente, a 7,5 km a Wladimir Belli, que no era un cualquiera, había sido 7º en el Giro de Italia un año antes, con buenas piernas cuando la carretera se empinaba. Pero Laiseka también le deja atrás. Ya está solo. Su pedaleo, tan particular, tan aparatoso, parece bueno. Se encorva, boquea, no le tiemblan las piernas. Pero por detrás, hay tajada. José Luis Rubiera tira del grupo y a 5 kilómetros le toma el relevo Roberto Heras hasta que se queda solo con Lance Armstrong y Jan Ulrich. Joseba Beloki y Óscar Sevilla intentan no perder tiempo. A 1,5 km ataca el alemán Jan Ulrich, pero Lance Armstrong no tiene problemas para irse con él. Para entonces, Laiseka ya va encaminado a la gloria. Sus brazos largos como la historia que escribiría el equipo después, la que ya estaba escribiendo, se lanzan al cielo. Lanza besos.  Ya era ganador. El ganador. 


El equipo, la Fundación Euskadi, volvió al naranja hace un par de años, con la retirada de Miguel Madariaga y el ascenso a la presidencia de un ex corredor que aún está en activo, Mikel Landa. Hace unos meses se anunció el regreso de la empresa de telecomunicaciones Euskaltel al patrocinio, con un contrato largo, que sumado al apoyo de otras marcas como Orbea y Etxeondo, hace pensar que, paso a paso, un equipo que nunca desapareció del todo puede aspirar a regresar a esas cimas que acarició primero y conquistó después. Enfocados hacia la cantera, con el ánimo de seguir perpetuando la historia del ciclismo profesional vasco, nadie puede negar el legado de todos esos años que van desde aquel triunfo en la etapa matinal de la Vuelta al País Vasco hasta la terrible despedida del World Tour con la retirada del patrocinio de la misma empresa que regresa ahora, pasando, por el medio, de hitos como el de Roberto Laiseka, los de Iban Mayo, Unai Etxebarria, Haimar Zubeldia, Samuel Sánchez, Igor Antón, el propio Mikel Landa y tantos y tantos otros. No sería difícil ahora meterse a rebuscar en los currículos de los corredores profesionales que aún están en nómina en equipos UCI y encontrar los resquicios de esta historia de la Fundación Euskadi. Igual que aún se puede sentir el trabajo de cantera y los resultados que dio aquel equipo holandés, el Rabobank, registrando los corredores que aún permanecen en activo, lo mismo con el Euskaltel-Euskadi. La diferencia quizás sea, crucemos los dedos, que los vascos aún aspiran a seguir dejando más rastro. El que dejó Laiseka en Luz Ardiden, para muchos, aún se puede seguir.  

lunes, 29 de junio de 2020

Jacob Patrick

Foto tomada de la web solobasket.com


Podemos elegir o al más joven o a uno de los más veteranos, como quieras. Los dos extremos iluminan el final de la competición de baloncesto en Alemania. Por un lado, el éxito, a sus 73 años, reflejado en Aíto García Reneses, el entrenador español que ha conseguido llevar a un triunfo que el ALBA Berlín no conseguía desde la temporada 2007-2008 (al tercer intento), y que se suma a la Copa que consiguieron esta misma temporada ante el EWE Baskets Oldenburg. El otro es Jacob Patrick, un joven de 16 años, que con su triple ante el Brose Baskets en la segunda jornada de esta competición a modo de burbuja se convirtió en el jugador más joven en conseguir encestar en un partido de la máxima división alemana. Jacob Patrick juega en el MHP Riesen Ludwigsburg que dirige su padre John Patrick, y ambos, junto con un segundo hermano, Johannes Patrick, se enfrentaron al ALBA Berlín de Aíto García Reneses en la final. Patrick, el padre, lleva desde 2012 en el Ludwigsburg, un humilde equipo cuyo mayor éxito fue acabar segundo en la liga regular y alcanzar las semifinales en el play-off de una temporada de 2006/2007 que ganaría el Brose Baskets de Dick Bauermann (un año más tarde perderían la final de la Copa ante el Artland Dragons). Patrick, que por aquel entonces andaba ascendiendo a la Bundesliga al Göttingen, ha conseguido, por lo tanto, llevar al Ludwigsburg a su mayor triunfo, aunque haya sido un subcampeonato, pero un subcampeonato que nadie esperaba. Pasará así a la historia, como ya lo estaba en la de la universidad de Stanford, con la que hizo sus años de jugador universitario (antes de hacerse profesional en Alemania y Japón), y con la que formó parte del histórico equipo entrenado por Mike Montgomery y liderado por Adam Keefe que, en 1991, se llevó el NIT al derrotar en la final del Madison Square Garden a la Oklahoma de Billy Tubbs. 

Releyendo el párrafo, resumimos: que ha terminado la liga en Alemania y que después de dos docenas de años ha ganado el ALBA Berlín. Un ALBA Berlín españolizado, con el canario Himar Ojeda como director técnico (ya ocupó ese cargo en el Estudiantes y luego trabajó en el scouting internacional con los Atlanta Hawks) y con un cuerpo técnico de la misma nacionalidad, encabezado, como ya hemos dicho, por el veterano Aíto García Reneses. En la final, repetimos, se deshicieron de los sorprendentes MHP Riesen Ludwigsburg, encabezados por el entrenador norteamericano John Patrick (elegido mejor entrenador del año en Alemania), con otros nombres propios que han destacado, como el MVP de la temporada Marcos Knight (ex jugador del Zaragoza) o el mencionado joven Jacob Patrick. Jacob Patrick saltó a la prensa internacional en la segunda jornada, al conseguir 8 puntos en 12 minutos cuando contaba, en el momento, con 16 años, 6 meses y 17 días, convirtiéndose en el jugador más joven en anotar en la competición, como ya hemos dicho. 

La competición alemana se ha resuelto de manera muy parecida a la española. En dos grupos de cinco equipos, disputaron cuatro cada uno para llegar a unos cuartos de final que se disputaron a doble partido, igual que la semifinal y la final, con el detalle de que ganaba la diferencia de puntos, valiendo los resultados en empate. En la nómina de participantes iniciales, ya había sorpresas, como la presencia de equipos no muy habituados a luchar por los títulos pero que, hasta el parón, habían hecho una temporada muy buena, como el propio MHP Riesen Ludwigsburg, el Göttingen del holandés Johannes Rooijakkers, el sorprendente HAKRO Merlins Crailsheim del finlandés Toumas Iisalo, donde han destacado jugadores como el polaco-alemán David Brembly o el chileno-alemán Sebastián Herrera, y el Rasta Vechta del joven (36 años) entrenador cordobés Pedro Calles, quien, aparentemente, entrenará el año que viene al Hamburgo Towers después de haber coqueteado con media liga, según los rumores de la prensa. Faltaban, eso sí, algunos de los grandes protagonistas de la temporada, y había equipos con muchas bajas. Al Bayern de Munich, por ejemplo, principal candidato al título, seguro que le pasó factura la baja de Greg Monroe, pero lo mismo que le dolería al Ludwigsburg perder a Khadeen Carrington, en el mejor quinteto de la temporada y nombrado mejor escolta del año, o al ALBA Berlín no contar con jugadores como Tim Schneider o Makai Mason. 

Para hacer un pequeño resumen, nos vamos a guiar por los dos finalistas, repasando sus respectivos recorridos hasta alcanzar los dos últimos partidos. El ALBA Berlín comenzó ganando 72-81 al Fraport Skyliners, gracias a un buen Luke Sikma, 13 puntos y 10 rebotes, y a Peyton Siva, quien añadió otros 16 puntos. En la segunda jornada se deshicieron del Brose Baskets por 98 a 91. Hasta 6 jugadores consiguieron dobles dígitos: Luke Sikma, Rokas Giedraitis (suena para pasar a la ACB el año que viene), Landry Nnoko (se dice que puede firmar por el Estrella Roja, lo que traería al jugador del Bilbao Basket Ben Lammers a Berlín, eso dicen los rumores), Peyton Siva, Marcus Eriksson y Kenneth Ogbe y dos más, Martin Hermannsson y Niels Giffey, se quedaron en 9. Esta capacidad coral ha sido una tónica en un equipo con fondo, donde Aíto García Reneses ha tenido unas cartas marcadas que ha utilizado normalmente, pero permitiéndose relevos y repartir minutos. En la tercera jornada, consiguieron una victoria contundente (72-102) ante el Vechta del Pedro Calles, donde, por cierto, juega el polaco Jaroslaw Zyskowski, quien, al parecer, el año que viene jugará en Bilbao. Zyskowski fue el mejor de su equipo con 16 puntos. En este partido, destacaron los números (14 puntos y 8 rebotes) del interior Landry Nnoko, más el alemán Jonas Mattisseck, un joven (20 años) que actuó de titular y lo aprovechó para conseguir 11 puntos, y acompañar otro buen partido de gente como Siva, Giedraitis o Tyler Cavanaugh. En un adelanto de la final, la última jornada de esta apañada fase regular les enfrentó al Ludwigsburg, al que derrotaron por 97-89, con otra buena actuación coral, donde, eso sí, destacaron los 26 puntos de valoración de Luke Sikma, 15 puntos, 9 rebotes y 10 asistencias, rozando el triple doble, además de los minutos bien aprovechados de Johannes Thiemann desde el banquillo: 10 puntos y 7 rebotes o el 5 de 7 en triples del ex ACB Marcus Eriksson. Para empezar los cuartos, terminaron por la vía rápida la eliminatoria al vencer en el primer partido (68-93) al Göttingen del ex Bilbao Basket Alex Ruoff (8 puntos, 8 asistencias y 6 balones perdidos en este partido), con reparto de minutos y protagonismo para Peyton Siva y Luke Sikma que fueron reservas. Jugó otro exACB, Stefan Peno, quien, en 17 minutos, consiguió 4 puntos y 5 asistencias. Entre los titulares destacó Tyler Cavanaugh con 13 puntos y 6 rebotes. En la vuelta, los de Aíto García Reneses volvieron a ganar, esta vez por 88 a 85: Landry Nnoko 10 puntos y 9 rebotes y Martin Hermannsson, 19 puntos, 3 rebotes y 7 asistencias fueron los mejores, al menos, en las estadísticas. En semifinales, no tuvieron rival ante el EWE Baskets de Mladen Drijencic (otro que tiene a sus órdenes a su hijo, ya que en el EWE Baskets juega Robert Drijencic) y Rickey Paulding (38 años), todo un histórico de este equipo, donde juega desde 2007: 63-92 en la ida y 81-59 en la vuelta. En el primer partido, a destacar los 11 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias y 3 robos de Luke Sikma, los 19 puntos de Peyton Siva y los 17 de Marcus Eriksson, que dejaron en nada los 23 puntos y 9 rebotes de Rasid Mahalbasic, uno de los mejores jugadores de la temporada. En el partido de vuelta, se aprovecharon los minutos para que jugaran de titulares gente como Kenneth Ogbe (16 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias) o Johannes Thiemann (11 puntos y 12 rebotes), demostrando la profundidad de la plantilla que maneja Aíto García Reneses. Eso sí, desde el banquillo, destacó, una vez más, Landry Nnoko, con 15 puntos y 5 rebotes. Llegaban, por lo tanto, a la final, sin conocer la derrota, con muchos jugadores enchufados, y dispuestos a recuperar un título que llevaban sin ganar muchos años.


Por su parte, el MHP Riesen Ludwigsburg, que no comenzaba con las mismas expectativas que los berlineses, empezó ganando al Vechta por un apretado 81 a 76. Los 24 puntos de Thomas Wimbush y los 13 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias de Marcos Knight contrarrestaron el buen partido del polaco Zyskowski y del norteamericano Trevis Simpson, ambos con 18 puntos, aunque el primero también lució 8 rebotes. En la segunda jornada, siguieron sorprendiendo a todos al repetir victoria, esta vez por un apretado 80-77, ante al Fraport Skyliners. El buen trabajo de cuatro titulares, todos ellos norteamericanos, Nick Weiler-Babb (13 puntos, 3 rebotes y 2 asistencias), Jaleen Smith (15 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias), Marcos Knight (25 puntos y 4 rebotes) y Zamal Nixon (14 puntos y 4 asistencias), fue el secreto de una victoria donde, sin embargo, lo que más destacó fueron los 8 puntos del jovencísimo Jacob Patrick, como ya hemos mencionado antes. El tercer partido de la liguilla para los de Ludwigsburg se convirtió en una sorprendente victoria por 103 a 74 ante el Brose Baskets. De nuevo los Zamal Nixon, Jaleen Smith, Thomas Wimbush (20 puntos) y Nick Weiler-Babb (16 puntos y 7 rebotes), sustentaron una victoria donde también lució la aportación del alemán Jonas Wohlfarth-Bottermann (13 puntos y 7 rebotes). El joven Jacob Patrick añadió otros 3. Finalmente, en la derrota ante el ALBA Berlín, destacaron Thomas Wimbush (30 puntos) y Nick Weiler-Babb (21 puntos y 11 rebotes). Ya en los cuartos, comenzaban sorprendiendo (83-87) a todo un Bayern de Munich. Los de Oliver Kostic, donde solo Danilo Barthel, (algo menos) Maodo Lo y Leon Radosevic (desde el banquillo) estuvieron a la altura, se vieron superados y sorprendidos por un equipo que estuvo liderado por Marcos Knight (17 puntos y 11 rebotes), Jaleen Smith (12 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias) y Thomas Wimbush (16 puntos), pero, sobre todo, por el inesperado protagonista Hans-George Brase (18 puntos y 6 rebotes). Por cierto, Jacob Patrick siguió aportando, esta vez, 2 puntos. En la vuelta, los de John Patrick perdieron (73-74) pero supieron mantener la distancia y jugar con la ventaja que sacaron en el primer partido. Esta vez, además de Danilo Barthel (14 puntos y 7 rebotes), para el Bayern de Munich destacó Paul Zipser (16 puntos y 9 rebotes), pero fue insuficiente ante la resistencia (20 puntos y 10 rebotes) de un excelso Marcos Knight, además del buen partido (18 puntos, 2 rebotes y 3 asistencias) de Jaleen Smith. Jacob Patrick siguió creciendo: 4 puntos. En semifinales, empezaron empatando a 71 en su casa ante otra de las grandes sorpresas positivas de esta temporada, el Ratiopharm de Jaka Lakovic. Con Patrick Heckmann, 16 puntos y 8 rebotes, y Derek Willis, 19 puntos y 14 rebotes, liderando a los del esloveno, los de Ulm sacaron un buen resultado para la vuelta, a pesar del buen partido de la pareja formada por Marcos Knight (24 puntos, 11 rebotes y 4 asistencias) y Nick Weiler-Babb (21 puntos y 4 rebotes). Además de Jacob Patrick, con 2 puntos, otro joven talento a las órdenes de John Patrick, Radii Caisin, contribuyó al empate con 6 puntos. En Ulm, en contra de lo que probablemente esperarían los hombres de Jaka Lakovic, el Ratiopharm cayó derrotado por 85-94. Los de Ulm contaban con una buena plantilla, destacando el veterano Per Guenther (desde 2008 en el equipo), el también alemán y ex del Obradoiro Andreas Obst, los ya mencionados Patrick Heckmann y Derek Willis, sus compatriotas Tyler Harvey, Dylan Osetkowski y Archie Goodwin o un jugador que ha crecido mucho esta temporada, el austriaco Thomas Klepeisz. Precisamente Klepeisz, junto con Archie Goodwin, fueron los mejores de este partido. El primero aportó 17 puntos y 2 rebotes y el segundo 19 y 6. Pero no pudieron ante el partidazo Marcos Knight, quien se salió con 26 puntos y 13 rebotes, más la buena actuación de Thomas Wimbush, con 22 y 12. Tampoco estuvieron mal los otros dos norteamericanos, Jaleen Smith, 14 puntos y 4 asistencias, y Nick Weiler-Babb, 20 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias. Ellos han sido las grandes armas que explican este enorme logro de los de John Patrick, en un equipo donde destaca la perspectiva de futuro, ya que a los mencionados Radii Caisin (19 años) y Jacob Patrick (16), se unen otros jóvenes como el propio Johannes Patrick (19 años), Lukas Herzog (18 años) y Ariel Hukporti (18 años), un pivot de 2'14, que ha tenido bastantes minutos. No son, por cierto, los únicos mimbres que hacen ilusionar al baloncesto aleman, ya que, sin ir más lejos, en el ALBA Berlín ha destacado el ya mencionado Jonas Mattisseck (20 años) y han tenido minutos otros jóvenes como Malte Delow (19 años) y Lorenz Brenneke (20 años). Y hay más, o los ha habido, por lo menos, con minutos en esta liguilla, como Bennet Hundt (21 años) del Göttingen, Sebastián Herrera (22 años) del Crailsheim, Matteo Seric (21 años) y Louis Olinde (22 años) del Brose Baskets, Gytis Masiulis (22 años), Len Schoormann (17 años) y Richard Freudenberg (21 años) en el Fraport Skyliners Frankfurt o Luc Van Slooten (18 años) y Philip Herkenhoff (21 años) en el Rasta Vechta.

Pero nos quedaba hablar de la final, una final que se decidió en el primer partido o casi que antes. Lo del primer partido está claro, ya que el ALBA Berlín lo cerró con una ventaja de 23 puntos, 88 a 65, dejando clara la superioridad aparente con la que comenzaban la eliminatoria y dejando el siguiente partido en un mero trámite. Decíamos que la final se decidió casi que antes porque se la perdió Marcos Knight, el mejor jugador del MHP Riesen Ludwigsburg y, según votación, de la liga alemana, quien se lesionó en un pie en el partido de vuelta en semifinales. Un Marcos Knight que, por cierto, dejó un buen recuerdo de compromiso en Zaragoza, cuando llegó para unos meses y para salvar al Zaragoza del descenso, y se quedó hasta terminar la faena aunque llegara con la reciente noticia bajo el brazo de que a su padre le habían diagnosticado una grave enfermedad. El segundo partido, que calificamos de mero trámite, se cerró con un apretado 74-75, pero de nuevo con victoria de los de Aíto García Reneses. El ALBA Berlín, eso sí, dominaba por 13 puntos al terminar el tercer cuarto y acabaría ganando solo por uno, lo que demuestra la lucha y el compromiso de los hombres de John Patrick, que no dejaron de intentarlo hasta el final. En el primer partido, volvió a emerger la capacidad colectiva de los de Berlín, con hasta 7 jugadores por encima de los diez puntos (haciendo 84 de los 88 puntos): Peyton Siva, Niels Giffey, Luke Sikma, Martin Hermannsson, Rokas Giedraitis, Landry Nnoko y Marcus Eriksson. En otros apartados, destacaron las 6 asistencias de Martin Hermannsson o los 7 rebotes de Landry Nnoko, así como los 12 balones que se robaron, estadística que estuvo muy bien repartida. Por los de Ludwigsburg, sin Marcos Knight, como decíamos, dos hombres llegaron a los 11 puntos, Nick Weiler-Babb y Jonas Wohlfarth-Bottermann. Eso sí, la mejor noticia, los jóvenes: hasta 8 puntos anotaron tres de ellos, Jacob Patrick, Lukas Herzog y Ariel Hukporti (más 5 rebotes). En el segundo, los de John Patrick lucharon hasta el final por la victoria gracias, entre otras cosas, al doble-doble, 14 puntos y 11 rebotes, de Nick Weiler-Babb o a las buenas estadísticas de Thomas Wimbush (19 puntos y 8 rebotes) y Jaleen Smith (15 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias). El hermano mayor, Johannes Patrick, jugó 12 minutos y dio 2 asistencias, mientras que el pequeño, Jacob Patrick, aportó 3 puntos, 2 rebotes y 1 asistencia. Entre los jóvenes, destacó Lukas Herzog con 8 puntos. Por el ALBA Berlín, a destacar los 12 puntos y 4 rebotes de Landry Nnoko; los 13 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias de Marcus Eriksson; los 14 y 5 rebotes de Martin Hermannsson; y los 14 puntos y 4 rebotes de Niels Giffey; mientras que más apagados o relajados estuvieron otros que fueron importantes para llegar a este título, como Peyton Siva o Rokas Giedraitis; o un Luke Sikma, por ejemplo, que no anotó, pero consiguió 7 rebotes y dio 7 asistencias. Johannes Thiemann, con 7 puntos y 5 rebotes, también aprovechó los minutos. 

viernes, 19 de junio de 2020

Juan Núñez



Por sumar, más que nada. Normalmente, hubiéramos añadido un suplemento a la anterior entrada, pero, como últimamente andamos escasos de inspiración y de tiempo y este blog está más delgado que el ganador del Tour de Francia entrando victorioso por los Campos Elíseos, así que... en lugar de ese suplemento, que no hubiera sido vitamínico, hemos preferido repetir título y publicar otra entrada. 

Y es que, si el otro día hablábamos de la juventud que se reflejaba en las plantillas de los doce equipos que iban a disputar la fase final, hoy nos parecía de recibo observar qué incidencia habían tenido en la primera jornada, que ya se ha disputado, recién terminó ayer. 

Creo que los datos no van a sorprender a nadie. Sabíamos que había un puñado de jugadores jóvenes que ya recibían minutos en sus equipos, los menos, y otros que habían sido incluidos en las listas, no diré que de relleno, pero sí con pocas aspiraciones de minutos. 

Recordemos los datos. En la anterior entrada hablamos de 33 jugadores entre los 16 y los 22 años. Pues bien, de esos 33 jugadores, en la primera jornada, se vistieron de corto y saltaron a la cancha un total de 14, es decir un 42,4% de los jugadores mencionados. Entre esos 14, 6 disputaron más de 10 minutos, es decir, un 42,8%. Y, un dato más curioso, de los 14, 9 jugaron para solo dos equipos, un 64,2%. 

Sí, casi el 65% de los 14 jóvenes (entre 16 y 22 años) que tuvieron minutos en la primera jornada de la fase final de la ACB se vistieron la camiseta del Joventut (5 de ellos) y del Casademont Zaragoza (4 de ellos). Era de esperar, en el caso de los aragoneses, como ya dijimos, por las bajas y por la generación de jóvenes jugadores que están amasando. Alguno de ellos ya ha tenido peso en las rotaciones desde el primer día de competición. Para los de Porfi Fisac, que perdieron contra el San Pablo Burgos, Carlos Alocén fue titular, sumando hasta 25 minutos y 32 segundos de juego, y aportando 8 puntos, 7 asistencias y 3 rebotes. Desde el banquillo, también contó con minutos (11:06) el checo Vit Krejci, quien añadió, finalmente, 3 puntos, 1 rebote y 2 asistencias. Menos presencia tuvieron otros dos jóvenes a las órdenes de Fisac, Javier García Sánchez y Jaime Pradilla. El primero jugó 2 minutos y 6 segundos, y el segundo 40 segundos, sin grandes incidencias en las estadísticas. Por parte del Joventut, Nenad Dimitrijevic, Joel Parra, Josep Busquets, Arturs Zagars y Arnau Parrado tuvieron presencia en una derrota ajustada ante el FC Barcelona que dejó una buena imagen de un equipo verdinegro que alineó hasta siete jugadores de cantera, los cinco mencionados más Albert Ventura y el vasco Xabier López Arostegi, lo que supone que el 63,6% de los jugadores utilizados para este partido han salido del programa de formación de los de Badalona. Lo que es más importante, más de la mitad de los puntos que consiguieron (el 53,2%) lo consiguieron jugadores de la cantera. De los cinco mencionados, Arnau Parrado fue el que menos jugó (4:34) pero consiguió 5 puntos y 1 asistencia. Los mismos puntos que consiguió, pero él añadió 4 asistencias, un Arturs Zagars que disfrutó de hasta 14 minutos y 10 segundos en cancha, los mismos que aprovechó Josep Busquets para redondear unas estadísticas de 7 puntos, 2 rebotes y 1 asistencia. Joel Parra fue titular, jugó 25 minutos y 23 segundos, y estuvo bien en el rebote: 2 puntos y 5 rebotes. Por supuesto, el que más incidencia tuvo en el juego fue el base titular, Nenad Dimitrijevic, quien, en 26 minutos, dirigió al equipo con unas estadísticas de 10 puntos, 4 asistencias y 1 rebote. 

El resto de los jóvenes participantes tuvo un protagonismo más residual y/o puntual. Leandro Bolmaro rozó los diez minutos con el FC Barcelona (9:32) y ayudó en la victoria de su equipo con 4 puntos y 2 asistencias. Los otro cuatro aprovecharon victorias contundentes de su equipo (Miguel González) o derrotas igual de amplias (Khalifa Diop, Alexis Bartolomé y Miguel Ruiz). Ninguno superó los diez minutos: Miguel González (3:30), Miguel Ruiz (5:16), Khalifa Diop (1:24) y Alexis Bartolomé (0:32). El único que obtuvo resultados en los ítems más importantes de la estadística fue el joven base bilbaíno Miguel Ruiz, quien aprovechó los cinco minutos que le dio Álex Mumbrú con el partido ante el Baskonia decidido para conseguir 2 puntos y 1 rebote. 

No vamos a seguir calculando el protagonismo de estos jugadores jornada a jornada porque el ritmo de competición es agotador. Hoy mismo comienza ya la segunda jornada, sin tiempo de haber deglutido la primera. Lo que sí puede que hagamos es un recuento final cuando ya tengamos al ganador de la Liga ACB. Hasta entonces, disfrutar del baloncesto como se pueda, aunque sea con ese eco ensordecedor de los pabellones vacíos.